Miles de manifestantes recorrieron las calles de Eivissa.

Más de 20.000 personas (uno de cada cinco habitantes de la isla) se echaron ayer a la calle en respuesta de la llamada de auxilio del movimiento antiautopista. La Policía Local calculó 22.300 personas, mientras que el Cuerpo Nacional de Policía no dio datos esta vez. La Plataforma Antiautopista, que grabó la manifestación desde un punto fijo de la Avenida de España, ofreció la cifra de 25.000 personas.

Este periódico también coincidió con los números de la Policía Local al hacer un cálculo propio de 22.659 personas. Cabe decir que el método empleado fue el mismo. Por su parte, la Agencia EFE lanzó un teletipo a las 21 horas en el que afirmaba que la participación fue de 10.000 personas aproximadamente.

La muchedumbre, con cientos de pancartas de todos los colores y mensajes variopintos contra las autopistas, el PP y la familia Matutes fundamentalmente, recorrió los dos kilómetros del recorrido en casi dos horas. La manifestación alcanzó una longitud de 750 metros, según los cálculos de este periódico. Algunos de los afectados por las expropiaciones de la autovía del aeropuerto encabezaron la marcha detrás del lema «No volem autopista», con cuatro chicas por delante vestidas de gato que no se cansaron de repetir: «No som quatre gats».

Por detrás iba otra pancarta (SOS Eivissa al límit) a manos de los representantes de los partidos y las entidades convocantes de la manifestación. También hubo muchos adolescentes con pancartas alusivas a las acusaciones del Consell de «manipulación» y que provocó hace dos semanas un enfrentamiento de la institución con la comunidad educativa. Hubo muchos gritos de guerra e insultos, pero la mayoría hacia la consellera de Carreteras, Stella Matutes, y su padre. El sonómetro se disparó en los momentos que la manifestación pasó frente a la sede de las empresas Matutes y el edificio del Consell, donde hubo incluso el lanzamiento de algún huevo contra la fachada. En estos dos puntos, la marcha se detuvo para pedir la dimisión de Matutes. «Manos arriba esto es un atraco», gritaba una parte de la larga manifestación que exhibían al aire las palmas de sus manos pintadas de negro.