Contrastes de sabores y aromas, recuerdos de otros platos que se
prestan a modificaciones según los ingredientes que se tengan a
mano, y muchas ideas frescas que permitan innovar en la cocina de
cada casa. Éstas fueron las premisas sobre las que comenzó ayer el
curso de cocina creativa dedicado a personas no profesionales que
imparte el chef Miguel Tur Contreras.
Con el apoyo del Ayuntamiento de Sant Antoni, el curso empezó
por la tarde en la cocina del hotel Blau Park, de Caló des Moro, y
allí un variado grupo de 25 personas formado en su mayoría por
jóvenes y amas de casa aprendió sencillas técnicas culinarias para
poner en práctica.
Pero como en todo curso de cocina, cocinar y saborear fue lo que
hicieron: el 'Huevo frito 2005', titulado así por el propio chef,
fue lo primero que elaboraron. Agrupados en parejas se animaron con
este entrante cuya finalidad era lograr un huevo frito con sabor a
jamón. «Lo que se trata es que cojan un poco de idea, un poco de
imaginación y que vean que las cosas no son sólo lo que parecen»,
explicó Contreras sobre los conceptos que intentará que sus alumnos
aprendan en las tres semanas de duración del curso.
«De la cocina se pueden sacar muchas cosas porque con un poquito
de imaginación y ganas puedes hacer lo que quieras, tienes un
abanico tan amplio que te da lugar a casi todo. Por ejemplo, van a
ver que con un colador fino, unas hojas de albahaca y agua se puede
hacer una clorofila de albahaca, y que para eso no hace falta ser
un chef de renombre», les aseguró.
Por ello, en la práctica, y sobre las mesas de la cocina del
hotel, los alumnos se animaron también con un consomé de verduras y
legumbres, con trufas, pollo de granja y una gota de aceite de té
verde como primer plato y con una lubina con confitura de tomates,
arroz cremoso de queso y clorofila de albahaca como plato fuerte.
Dos combinaciones con funciones diferenciadas. «El consomé envuelto
en hojaldre crece en el horno como si fuera un suflé y cuando se
parte llega al olfato un contraste de aromas que hacen el plato más
apetecible. Después, el plato principal, es como el típico plato
italiano de tomate, queso y albahaca, pero le damos la vuelta y le
agregamos un pescado», señaló el profesor, que con estos dos
ejemplos quiso resaltar la importancia de los aromas y la
posibilidad de variación que permiten los platos ya conocidos.
También hubo un postre: rabioli de calabacín rellenos de plátano
con yogurt de cardomomo y granizado de café. Una vez terminada la
primer clase, todos los alumnos pudieron saborear sus creaciones
para ver si los resultados eran satisfactorios a sus sentidos.
Éste es el primero de los tres cursos que se impartirán. Los
próximos serán de cocina vegetariana y de postres.
L.Aversa
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