Un contingente de 32 agentes de la Guardia Civil desalojó ayer a la
fuerza poco después de las 8'30 horas a medio centenar de
antiautopistas que se sentaron frente a una máquina excavadora para
evitar que trabajaran en la finca de Pere Torres Casetes, situada
junto al hipódromo de Sant Jordi, y que, según el afectado, aún no
se han cumplido los trámites legales de la expropiación y, por
tanto, aún es de su propiedad.
La Guardia Civil cortó desde antes de las 7 horas el acceso a la
propiedad de Pedro Torres, pero los antiautopistas escaparon al
control policial y consiguieron colarse campo a través en la finca
para entorpecer el paso de las máquinas. La Guardia Civil se colocó
frente al grupo de protestantes, entre los que figuraban el
eurodiputado Bernat Joan, junto a otros políticos y destacados
ecologistas, y les advirtió de que estaban «interrumpiendo una
actividad lícita» y que si no despejaban el camino se verían
obligados a desalojarlos a la fuerza. Y así fue, tras un segundo y
tercer aviso, al que los protestantes contestaron con los gritos de
«mentira», en referencia a que la obra fuera legal, y «no nos
moverán». En dos filas, los agentes, la mayoría con una porra en la
mano y algunos protegidos con escudos antidisturbios, procedieron a
levantar a los protestantes en una acción de fuerza en la que se
vivieron momentos de mucha tensión. Bernat Joan fue portado por
tres agentes, como si fuera «un saco de patatas», tal como él mismo
describió, hasta la cuneta. Prácticamente todos los antiautopistas
sufrieron la misma suerte. Los agentes evitaron situaciones
violentas y se limitaron a portar en brazos a los antiautopistas,
aunque también hubo alguna intervención aislada más contundente.
Francisca Cardona, de 65 años, fue arrastrada por los pies a pesar
de que se quejaba de un fuerte dolor en la pierna.
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