Una antigua vaquería cercana a Santa Gertrudis con cuatro hectáreas de terreno y un sistema de riego de varios siglos de antigüedad será a partir de otoño la sede de un centro especial de empleo para formar a chicos discapacitados mayores de 16 años. El ambicioso proyecto, que cada vez está más cerca de hacerse realidad, necesita una fortísima inversión para remodelar un edificio que hasta hace pocos años era un establo para vacas. La reforma costará en total 170.000 euros, que la Asociación de Padres Adolescentes y Niños Discapacitados de Eivissa (ASPANADIF) ha conseguido a través de numerosas donaciones públicas y privadas. Es el caso de varios ayuntamientos, el Consell, la Fundación Abel Matutes, cajas de ahorro como La Caixa y Sa Nostra u organizaciones como la ONCE, que ha hecho la aportación más cuantiosa, que asciende a los 58.000 euros. Parte del dinero lo ha conseguido la Fundación Dany Torres, a través de actividades y rifas. «Al principio parecía imposible conseguir los fondos necesarios, pero finalmente lo hemos hecho. Ahora lo que más nos preocupa es el mantenimiento futuro que pueda tener el centro», explica José Luis Jofré, psicólogo de la asociación. Por eso su intención es montar, además de un centro de formación para los chicos discapacitados, en el que aprenderán jardinería y agricultura ecológica para poder tener una salida laboral, un vivero en el que se vendan plantas. «Esto nos permitirá tener unos ingresos y el objetivo es ser autosuficientes», añade Jofré, que apunta a otro de los proyectos: tener una cuadrilla de chicos discapacitados que arreglen jardines de hoteles o de instituciones públicas.

Está previsto que las obras estén terminadas en julio y la intención de ASPANADIF es utilizar la finca durante los meses de más calor para organizar una escuela de verano para niños y adultos discapacitados, con el fin de que disfruten del contacto con la naturaleza y desde donde hacer excursiones a la playa.

En principio, la capacidad que tendrá el centro alcanzará los 40 o 50 alumnos , pero en el futuro quieren añadir un invernadero, un porche y, si hay presupuesto, ampliar el volumen construido. Los usuarios de esta finca reconvertida serán discapacitados intelectuales de nivel leve a moderado mayores de 16 años, ya que los disminuidos profundos podrán acudir a una residencia prevista por el Consell.

Ahora los obreros han comenzado el trabajo de remodelación, que incluye la reforma del techo de la vaquería, pero desde hace cinco meses una cuadrilla de chicos discapacitados, que participan en un programa de formación del Consell, se han encargado de reconstruir la pared de piedra y de limpiar de arbustos y matorrales el extenso terreno, que hacía 4 años que no se utilizaba con fines agrarios. Incluso han plantado algunas lechugas. También los jóvenes que realizan cursos en Can Marines han hecho sus prácticas allí.

Es una finca ideal para usos agrarios, porque tiene muchas posibilidades. «La tierra es buena y justo al lado pasa el cauce del Río de Santa Eulària, con lo que hay agua suficiente, procedente de una perforada. Entre las joyas de la vaquería también hay una antigua sènia protegida. C. Roig