Arte para la libertad

Una actividad que resulta altamente beneficiosa para los internos. Según el director de la cárcel, Juan Carlos Carrillo, los presos que participan en el curso tienen una capacidad artística muy desarrollada. «Probablemente porque su ansia de evadirse la materializan en los cuadros y figuras que elaboran», aventura Carrillo. Una actividad que también les hace ser más libres, según la presidenta de APFEM, Irene Escandell, porque «crean unos paisajes preciosos, que les permiten navegar por ellos y de esta forma, sentirse en libertad».

En el taller, que se lleva a cabo desde hace dos años, los internos aprenden, además, valores y actitudes. «Habitualmente es gente con muchas carencias familiares y laborales, con lo que les va muy bien tener algo que hacer todos los días y aprender una disciplina que cuando salgan tendrán que aplicar en el mundo laboral», apunta el director de la prisión. Y es que en los talleres sacan lo mejor de los reclusos. Con ellos trabajan tanto el ceramista Francisco Soriano, como el educador Balbino Malillos, que destaca que a través de sus trabajos con la cerámica se descubre todo: «Vemos quien es razonable y trabajador y quien no. En general son buenos chavales». Incluso el propio Malillos, que se encarga de motivarles y vigilarles, está aprendiendo mucho de arte con este curso. No así el director de la cárcel, que ayer bromeaba diciendo que todo el mundo tiene un artista dentro, menos él, que no lo encuentra. C. R.