Formentera y Skíathos, una de las más de 160 islas del Peloponeso griego, iniciaron ayer de forma oficial los trámites para un futuro hermanamiento entre dos lugares que tienen muchas similitudes en cuanto a territorio, economía y dependencia de instituciones superiores.

El acto con el que se ha iniciado el hermanamiento entre ambas islas, que deberá seguir un protocolo establecido, se celebró en el aula multidisciplinar de la escuela de Skíathos donde actuó en primer lugar una coral autóctona, posteriormente Aires Formenterencs y a continuación se desarrollaron demostraciones de bailes típicos de Skíathos y de ball pagès a cargo de una pareja de balladors formenterenses.

El alcalde de Formentera, Isidor Torres, comenzó su intervención con un párrafo en griego, en el que vino a decir que ambas islas son dos manos agarradas a una moto acuática, en referencia al aventurero Àlvaro de Marichalar, impulsor de la iniciativa de hermanamiento entre Formentera y Skíathos.

Torres remarcó que la isla del mar Egeo «no es desde ahora una escala sino un destino». Tras hacer las comparaciones evidentes entre Formentera y la isla anfitriona, Torres resaltó que «ambas comparten algo más que el hecho de ser pequeñas y conformadas por un solo municipio».

También se asemejan, según el alcalde «en que dependen exclusivamente del turismo, cuentan con una pesca artesanal de relativa importancia y comparten la preocupación urbanística por preservar el territorio».

En este sentido Torres recordó que si Formentera se promociona como el «El último paraíso del Mediterráneo», Skíathos por su parte se vanagloria de ser «El paraíso del Egeo».

Hay que tener en cuenta que la isla griega cuenta con menos territorio y población, pero dispone de 15.000 plazas turísticas oficiales y unas 35.000 no oficiales. Todos los partidos políticos de la isla, como sucede en Formentera, quieren que Atenas controle el crecimiento turístico para preservar la isla.

G. Romaní