Un momento del ensayo de la obra que se lleva a cabo durante estos días y en el que se pueden escuchar exóticos intrumentos. Foto: S. GAITÁN

Un espectáculo flamenco de danza y de música que trata de unir sentimientos. Culturas diferentes como la árabe y la africana para ilustrar que todo surge al mismo tiempo con sus diferencias en el mundo. En esto se basa el espectáculo «Del Quejío al Lamento», dirigido por Teresa Rojas e interpretado por la compañía de danza Peace Please, que será representado en Can Ventosa mañana y el sábado.

La base es el flamenco puro, el defendido por los ortodoxos. Sobre el escenario serán interpretados algunos de sus palos más tradicionales, casi perdidos, como la caña, que cerrará la sesión: un baile en ritmo de alegría y cuyas primeras letras conocidas son del siglo XIV. Un homenaje a Lorca e incluso el debut de Penélope, la hija de Teresa, la directora, bailando una romera tendrán cabida en las casi dos horas de representación en la que las letras tienden a la unión entre el cuerpo y la mente. Todo para denunciar y contribuir a reparar la fractura que actualmente sufre la humanidad. Según los autores, el ser humano ha perdido su conciencia, por lo que se recurre a letras y estribillos en los que el amor y la unión están muy presentes. «Es una confluencia de culturas. Intentamos que la gente se dé cuenta de que las diferencias no son algo para separar, sino para construir. Hay que revisarlo todo para intentar que haya una autenticidad y una cohesión entre elementos disgregadores. Así quizás llegaremos a algo y no veremos ciertas cosas», explica Nacho Tafur, ayudante de dirección del montaje. Una llamada a las diferentes culturas con flamenco puro como pero en el que también tendrán cabida lenguas como el senegalés y el árabe.

Iván Muñoz