La Botiga Solidaria organizó ayer una fiesta de la castañada
para recibir al otoño en la que verdaderamente fue la primer tarde
otoñal en las Pitiüses.
Por ello, y antes de que llegara la tromba de agua que cayó para
las 18,00 horas, los abuelos, los niños y todos el que pasara por
el Parque de la Paz se detenían para comer castañas calentitas y
beber chocolate.
Allí les recibían las voluntarias que trabajan en esta tienda
que funciona a través de tres ONG, como son Intermón, Ideas y
Alternativa 3, y que cada día venden los productos artesanales
llegados desde países menos desarrollados, con la garantía de que
no provienen de la explotación de niños y mujeres, y que el salario
que estos trabajadores reciben es digno. «Por eso ellos pagan
primero por adelantado», explicó Sonia, una de las voluntarias.
Durante la fiesta, los niños pudieron divertirse con juegos
artesanales de yute (fibra textil asiática) como el parchís y las
damas, llegados de Bangladesh, y también pintar con lápices donados
por Cretibiza.
Sobre la mesa, los asistentes podían ver algunos de los
productos que ofrecen en la tienda, como puede ser el cacao de
Bolivia y Ecuador o los chocolates de Ghana y Costa Rica. También
se exponían otras artesanías como los 'quitapenas' que, llegados
desde Guatemala, responden a una leyenda de los indígenas del
altiplano para alejar los problemas, y más artesanías que
conformaron una pequeña muestra de los productos que ofrece la
tienda de la solidaridad.
L.A.
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