Mis escasos lectores recordarán que escribí una carta a los
Reyes Magos, como fervoroso creyente, y les pedía para este año
2005 que se solucionaran los problemas del Museo Arqueológico, el
Museo Puget y el Castillo. Mi carta ha producido sus efectos y he
visto, en su reciente visita a Ibiza, a la Ministra de Cultura,
Carmen Calvo, como una enviada de los Reyes que prometía arreglar
estos temas. No me pasó desapercibido el saludo «versallesco» de mi
buen amigo el conseller de Patrimonio, que pensaría para sus
adentros: «París bien vale una misa», y todos contentos.
Como hoy hemos empezado hablando de políticos, tema que yo he
vetado en esta página - sólo he dedicado un artículo a Íñigo Cavero
(más que merecido)- y para equilibrar la balanza, continuaremos con
los políticos, como excepción a la regla, y recordaré a otro buen
amigo, Félix Pons, y así tendremos uno de cada bando.
En mi juventud traté muchísimo a Félix y guardo recuerdos
inolvidables y momentos estupendos. Nos conocimos de muy jóvenes y
de una forma muy peculiar. En la Facultad de Derecho de la
Universidad de Barcelona teníamos un «hueso» que hacía verdaderas
«escabechinas». Se llamaba Pérez-Victoria y era catedrático de
Derecho Penal, ejercía como abogado y era un gran penalista. Para
aprobar no bastaba saber mucho, se necesitaba recomendación, y daba
la casualidad que mi padre tenía cierta amistad con un antiguo juez
de Ibiza, José Vidal, mallorquín, a la sazón Magistrado de la
Audiencia de Barcelona. Me llevé una carta de presentación para él
por si podía hacer algo al respecto. Al visitar a este señor,
coincidí en su casa con otro joven más o menos de mi edad. El señor
Vidal nos presentó: era Félix Pons, que también tenía una carta de
su padre. Los dos pasamos el examen. Aquello fue el principio de
una buena amistad.
El hecho de ser los dos de Baleares y estar en el mismo curso
nos unió. Cinco años de universidad y dos de campamento de milicias
en Castillejos dan para mucho. Coincidíamos constantemente, nos
contábamos nuestras cosas, ilusiones, proyectos, temas familiares,
etcétera. Me contó que su padre, prestigioso abogado, por su
postura anti-régimen, tenía problemas, incluso creo que me explicó
que estuvo desterrado en Canarias por motivos políticos. Eran
épocas de juventud, de confidencias y de afrontar un futuro
desconocido e incierto.
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