Santa patrona

Santa Agnès celebró ayer su día grande, que destacó sobre todo por el tiempo primaveral que reinó durante toda la jornada. Minutos antes de mediodía, políticos y fuerzas vivas iban llegando a la plaza de la localidad para asistir a la tradicional misa. Después del acto religioso, la comitiva sacó en procesión a la figura de Santa Inés, acompañada de otras imágenes de la parroquia. La talla de la patrona es la más importante de todas. No sólo por las joyas que exhibe, obsequio de la familia Can Maimó, sino por datar de antes de la guerra y salvarse de la quema. Además y según anunció el conseller de Patrimoni, Joan Marí Tur, será restaurada próximamente.
Fue un paseo agradable, en el que los caminantes disfrutaron del tupido campo y de la vista de los primeros almendros en flor,que este año han adelantado su blanca apariencia.
Los que no se animaron a acompañar a la patrona pasaron el tiempo en los pequeños puestos aledaños a la iglesia: pan de algarroba o nueces, esponjas, jabones y objetos artesanales eran los más solicitados por los clientes.
Las terrazas de los restaurantes rebosaban de clientes ávidos de cerveza y otros refrescos para sofocar el intenso calor que llegó a hacer en algunos momentos. Acompañada, por supuesto, de productos típicos como bocadillos, tortillas o un rico sofrit pagès.
Finalizada la procesión, tuvo lugar la tradicional exhibición de ball pagès. Oriundos y turistas disfrutaron durante cerca de media hora del acto mientras degustaban unos deliciosos bunyols que fueron repartidos por los propios miembros de la coorporación municipal. No fue suficiente para saciar el hambre, porque nada más terminar todos se dirigieron a almorzar. Allí, los vecinos de la población confraternizaron con políticos y otros cargos de responsabilidad, en un ambiente amigable y distendido.