El barrio de la Marina de Eivissa mantiene el encanto de las
construcciones de antaño que los nuevos comerciantes quieren
conservar al igual que los de siempre han sabido mantener.
La historia de la ferretería Palau y su continuidad hasta hoy
comenzó en 1934. Se trata de una de las ferreterías más antiguas de
la isla que, junto a otras tres también ubicadas en Eivissa,
suministraba el material para los trabajos de aquellos años,
precedentes a las nuevas técnicas y tecnologías del presente. Así,
los payeses llegaban desde distintas partes de la isla para
abastecerse de todo lo necesario para labrar el campo o para
equipar sus animales. Allí, Joan Palau Tur trabaja de dependiente
desde que tenía 15 años y su jefe, el antiguo propietario, era
conocido entre sus allegados como Paco Lleig, es decir, Paco el
feo. En los años 80 Paco Lleig falleció y Joan se quedó al frente
del negocio. Hoy, a sus 67 años, busca traspasar esta tradicional
ferretería porque asegura que ya está en edad de retirarse.
«Esto para mí es un hobbi», asegura Joan, quien suma a su tiempo
libre su calidad de músico en la Banda Ciutat de Eivissa y toca la
guitarra que siempre le acompaña en el local en sus ratos
libres.
Entre los miles de artículos que en este bazar se pueden
encontrar, y que mezcla utilidades del presente y del pasado, Joan
destaca que en tiempos de matanzas era cuando este negocio mejor
funcionaba: «Ahora quien más quien menos, entre los de mi edad,
tienen prohibido por el médico comer cerdo», bromea acerca de esta
tradición que ha decaído en la isla y que antes convertía a sus
contemporáneos en sus mejores clientes.
Con los años, Juan también ha visto llegar el progreso a Eivissa
y se ha sumado a él renovando una y otra vez su almacén: «He tirado
muchas cosas que ya no se venden y he regalado otras, como una
prensa de libros que cuando empecé aquí ya era antigua». Las arés y
los carpiox en gran tamaño para trabajar la tierra continúan
formando parte de su stock, como también lo hacen los de formato
moderno.
Las guadañas siguen saliendo a la venta pero los utensilios para
las matanzas han quedado obsoletos, siendo reemplazados por las
máquinas de cortar carne. Joan Palau Tur no tiene hijos a quien
dejarles esta empresa pero confía en que no faltarán candidatos que
deseen continuar, desde el nuevo milenio, con esta historia.
Luciana Aversa
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