La ex consellera insular d'Ordenació del Territori de Menorca y
presidenta de la delegación territorial balear del Colegio de
Geógrafos, Maria Lluïsa Dubon, cerró ayer el ciclo de conferencias
del Curs Eivissenc de Cultura sobre territorio con una exposición
del Plan Territorial Insular de Menorca. El PTI de Menorca, según
dijo, pretende lograr un desarrollo sostenible de la isla en
consonancia con el título de Reserva de la Biosfera otorgado por la
Unesco: «La normativa territorial menorquina diferencia claramente
lo que es suelo urbano y rústico. En Menorca el campo es el
campo».
Precisamente, el PTI de Menorca prohíbe la construcción de
viviendas en suelo rústico a menos que sea para uso agrícola,
ganadero o forestal. Dubón recalcó que el plan tiene una vigencia
de 10 años y que, por tanto, en este periodo de tiempo se podrán
evaluar los resultados. «Toda protección es reversible», justificó.
La geógrafa criticó que la economía tiene «mucho mayor peso» que la
sociedad y el medio ambiente, que, según apuntó, son «los tres pies
sobre los que se sostiene el desarrollo sostenible». «Las otras dos
siempre van a remolque. No escarmentaremos hasta que la economía
vaya mal, y luego no podremos volver atrás», puntualizó, para
añadir luego: «Siempre miramos a corto plazo. Funcionamos por
legislaturas. Sólo estamos pendientes de los turistas que vendrán
este año. Vaya, sólo nos preocupa que los resultados sean buenos y
que haya poco paro. No miramos, en cambio, la cantidad de
territorio consumido y si la calidad de vida de los ciudadanos ha
bajado. Si pusiéramos todo esto en una balanza seguro que no
iríamos tan acelerados».
Coincidió con los conferenciantes anteriores en que Eivissa ha
entrado ya en el cuarto boom urbanístico, pero evitó hacer
valoraciones del PTI pitiuso. «Hay que ser respetuosos con las
diferencias de cada isla, que son muy notables». De todos modos,
Dubón reconoció que le cuesta entender el PTI de Eivissa y
Formentera: «Quizá porque tengo el chip de Menorca».
Otra curiosidad significativa del PTI de Menorca, impensable
para el caso de las Pitiüses, es que los menorquines acepten la
prohibición de viviendas para uso residencial en suelo rústico. «En
urbanismo siempre hay diferencias, pero el PP, por ejemplo,
mantiene que se trata de una medida dura, pero no ha mostrado un
fuerte rechazo», explicó. «¿Por qué eso es impensable en Eivissa?
La explicación es muy clara: En Menorca la tierra está distribuida
en grandes posesiones. A los nobles les daba prestigio la tenencia
de grandes tierras, por lo que no tenían la necesidad de vender.
Eso ha condicionado la conservación del paisaje», afirmó.
Otra variable a tener en cuenta, según dijo, es el clima, que,
al ser más duro en Menorca, provoca que haya una menor presión
turística. «Todo eso influye luego también en la mentalidad de las
personas, aparte de que la sociedad menorquina ha tenido mucho
contacto con la burguesía desde el siglo XVIII», aseguró.
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