El tango continúa viajando por el mundo y esta vez lo hace en forma de enseñanza. Así lo entienden y también lo transmiten los profesores y bailarines de show Aisha y Víctor, que hace años dedican muchas páginas de su agenda para dar clases alumnos internacionales que les esperan en diversas ciudades del continente europeo. Es así como Suecia, Polonia, Ucrania, Irlanda y Francia forman parte del trayecto 2004, no sin antes cumplir con la cita pitiusa en la que bailarines que repiten y otros que se inician se hacen con los murmullos de esta danza típica de la rivera porteña. «La comunidad tanguera sigue creciendo en Eivissa y, sorprendentemente, no sólo los argentinos nostálgicos vienen al curso, sino que siempre hay gente nueva de muchas y diferentes nacionalidades que se suman al viejo grupo tanguero que nos sigue», cuenta Aisha sobre esta historia que conoce de cerca porque, de procedencia polaca y residente en la isla, conoció hace dos años y medio a Víctor en uno de los cursos que hace 8 brinda en la isla y junto al que no dudó en embarcarse hacia la cuna del tango para sacarle punta a esta danza desde la misma Buenos Aires.
Según Víctor, el tango popular, el que se vive y se baila en los salones, el verdadero y accesible a todo el pueblo, poco tiene que ver con el tango de espectáculo que se ofrece desde el escenario: «Cuando la gente ve el tango por primera vez en su vida, hecho para el espectáculo, le parece totalmente inaccesible y se cierran». Por ello, y tres veces por semana, las clases con los bailarines aficionados a esta danza demuestran que es un baile accesible a todo el que quiera aprender.
L.A.