El Régimen Especial Balears (REB) volverá a convertirse en el
principal instrumento para la reivindicación de las Islas ante el
Gobierno central -como ya sucedió años atrás, durante los gobiernos
de Felipe González- y, además, se adaptará a la Constitución
Europea. Esa es la primera conclusión del debate que ayer se inició
en el Parlament y que se prolongará hasta mañana.
Durante la primera jornada del debate sobre el estado de la
Comunidad, el president Jaume Matas anunció el envío al Parlament
de un nuevo proyecto de ley de Régimen Especial para el que se
comprometió a abrir una ronda de reuniones con los agentes sociales
y económicos de Balears.
Jaume Matas añadió, además, que la próxima reforma del Estatut
incluirá cuestiones específicas a la insularidad que permitirán a
la comunidad autónoma corregir sus dificultades «históricas». Matas
se presentó al Parlament con un discurso largo, de casi dos horas
de duración, y en el que pasó revista a diversas cuestiones. Fue un
discurso prolijo en cifras y datos y estructurado en tres frentes:
de un lado la crítica al Pacte, de otro la autofelitación por los
logros de su Govern y de otro, advertencias claras al Gobierno
central, previsible anuncio de futuras confrontaciones. Matas
aludió a algunos temas espinosos, a los que han creado mayor
confrontación (la lengua, por ejemplo) pero no lo hizo con interés
de rectificar, sino con voluntad de autoafirmarse. Algunas
referencias fueron polémicas y hoy darán lugar a réplicas (como
cuando advirtió que impediría «cualquier intento de ikastolar
nuestras escuelas») y otras resonaron como mensajes director al
Gobierno estatal.
Así, se quejó de que «ya se han disparado todas las alarmas de
forma inquietante» por la falta de dinero para temas que son
importantes para Balears, como el «olvido» del aumento de los
descuentos aéreos en el proyecto de Presupuestos, la falta de
financiación para carreteras o la disminución de las inversiones en
Medio Ambiente. «Esto se ha acabado», señaló en otro momento cuando
aludió a «la «ignominia, extraño auto odio y perjuicios
deliberados» que han caracterizado la historia reciente de Baleares
en materia de infraestructuras», situación contra la que el PP
planteó un programa electoral que tuvo un respaldo mayoritario y
que se está materializando en la acción de gobierno mediante uno de
los cambios más notables de la legislatura. Resaltó que el 2004
concluirá con un incremento del PIB balear del 1'4 por ciento y que
la previsión para el año próximo es que crezca un 2 por ciento, y
puso el acento en la recuperación del «protagonismo a la sociedad»
tras un periodo caracterizado por «aventuras insensatas».
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