Juan Ángel Viva en el mercadillo, abierto al público entre los meses de mayo y octubre.

Juan Àngel Viva lleva 30 años en la isla y forma parte del mercadillo hippy de Eivissa desde su fundación. Marroquinero en sus comienzos y dedicado a los artículos de piel aún en el presente, fue elegido presidente de la asociación de artesanos del puerto con 48 votos de las 52 empresas artesanas que dan vida cada verano a este tradicional reclamo turístico ubicado en el centro de la ciudad.
-El próximo 20 de octubre se celebra el 20 aniversario de la asociación de artesanos de este mercadillo. ¿Cuál es la forma de organización que predomina entre los vendedores que lo componen?
-Nosotros vivimos en asamblea permanente en nuestro lugar de trabajo y lo que decidimos lo hacemos siempre por medio de la mayoría. Todos los años hay elecciones; a veces continúa la misma la junta directiva y otras se veces cambia.
-Y este año le toca presidir a usted.¿Cuáles serán de ahora en adelante sus funciones?
-Bueno, la semana pasada se celebraron las elecciones para el cambio de junta directiva, que siempre tratamos de que sea lo más cambiante posible para que todos estemos involucrados. Concretamente mis funciones son las de representar al mercadillo en todos los temas en los que haya que discutir el bien común de los vendedores ante las instituciones y gestionar todos los trámites necesarios para el funcionamiento adecuado del mercadillo: como la ubicación, el horario o el período de venta.
-Se trata de una asociación de artesanos pero no sólo son manufacturas propias las que se ofrecen al cliente....
-Bueno, hace 30 años éramos todos artesanos y luego fuimos evolucionando hasta que hoy por hoy en el mercadillo también se venden artesanías de todas partes del mundo. La gente viaja, trae cosas, ideas nuevas y se puede encontrar tanto un collar de plumas de los indios amazonas como orfebrería tailandesa o mexicana. O sea, que hay una variedad muy grande y en eso radica precisamente el éxito de nuestro mercado.
-El año que viene se celebra el 30 aniversario desde los comienzos del mercadillo. ¿A qué cambios asistieron desde los años setenta hasta hoy?
-Hemos asistido a la transformación del barrio porque pasó de ser una zona de comercios autóctonos como verdulerías, colmados y peluquerías, a pasar a ser todo bares, restaurantes y tiendas. Esta transformación del barrio obligó a acotar el mercadillo a un espacio muy reducido, y estamos porque el barrio mantenga vivo ese poder de convocatoria por el que cada noche pasan más de 10.000 personas. El mercadillo es una excusa para que la gente venga y los bares y restaurantes son un complemento ideal para crear una zona lúdica.
-¿Cuál es el objetivo de la asociación?
-Hemos tenido ya el reconocimiento por parte del Ayuntamiento de que nuestro mercado es de interés municipal pero nuestro próximo objetivo es lograr que sea reconocido como interés turístico provincial para tener una mayor promoción y así captar más turismo.
-¿En qué se diferencia éste mercadillo del resto que hay en la isla?
- Nosotros debemos vender artículos de bisutería y joyería en pequeño formato. Pero lo más importante es que al ser tan reducidos los puestos el trato es personalizado y es donde también radica nuestro éxito. L.A.