La Escoleta Municipal d'Eivissa ayer dio por finalizado el curso con una fiesta por todo lo alto, con pasteles y el espectáculo infantil de Paco Atrium. 39 niños de edades comprendidas entre 1 mes y 3 años de edad disfrutaron junto a sus padres y abuelos de un día mágico y especial para ellos. Luciendo las camisetas pintadas por ellos mismos fueron los protagonistas de los flashes y cámaras de vídeo de sus padres, que deseosos de perpetuar su primera fiesta en la Escoleta, no perdían detalle de los movimientos de sus hijos.

Para los 18 más mayores, los de 3 años, ayer fue su último día de clase, puesto que este invierno ya se marchan «al cole nuevo», como llama Luna a la etapa preescolar. A ellos, y para que tuvieran un recuerdo de su paso por allí, las profesoras les dieron un diploma, además de un álbum donde estaba guardado todo el trabajo realizado durante el curso escolar.
Aina vivió dos acontecimientos en un mismo día: la fiesta de despedida de la guardería y su cumpleaños.

Durante todo el año los niños no han parado de trabajar: han aprendido a pintar, a reconocer, los colores, a saber que es el amanecer, la familia... También han podido aprender, unos con mayor fortuna que otros, a nadar: una vez a la semana, concretamente los jueves, iban a la piscina municipal a perder el miedo al agua. Como los papás trabajan, muchos de los niños han seguido acudiendo al cole en verano, época en la que las actividades estaban enfocadas a juegos de agua, con pajitas de helado, botellas y barreños. Éste no es el caso de Sara, que durante la época estival «ha estado en su casa con su hermano mayor», dice Fina, su madre.
Marta, la profesora de apoyo, cuenta que al llevar abierta la Escoleta tan sólo un año, ésta ha sido la primera fiesta que se ha hecho. Hoy, para ella, es un día algo tristón porque a muchos de los niños no los volverá a ver. C.V.