Más de cincuenta vendedores ambulantes se congregaron ayer en el salón de plenos del Ayuntamiento de Sant Josep para reclamar al equipo de gobierno que no se cerrara el mercadillo que cada viernes, desde hace 20 años, se hace en Platja d'en Bossa y que, sin embargo, ayer, según explicó una de las componentes de la comitiva, no pudo instalarse ya que la Policía Local lo impidió.

Los artesanos esperaron a que finalizara la sesión plenaria extraordinaria que se celebraba ayer para pedir la palabra al equipo de gobierno. «No se pueden quedar sin trabajo cien personas de la noche a la mañana», señaló la portavoz y presidenta de la asociación de vendedores ambulantes, Enriqueta Garrido, solicitando «clemencia» al Ayuntamiento para poder continuar con su actividad esta temporada.

Finalmente, el concejal responsable de este área, Toni Cardona, y una representación de la comitiva se reunieron para negociar y alcanzaron un acuerdo. «El problema ha surgido debido a que algunos de los vehículos de los vendedores ocupaban la vía pública obstaculizando el tráfico pero se han comprometido a solventar este problema y a que la próxima temporada se empezarán a organizar bien», explicó Cardona.

El edil recordó que hay unas ordenanzas municipales que se deben cumplir y aseguró que si se cumplen todos los compromisos por parte de los vendedores el Ayuntamiento no pondrá trabas en lo que queda de temporada para que se haga este mercadillo.