El informe «Destrucción a toda costa 2004» de la organización
ecologista Greenpeace sitúa a Baleares entre las cinco comunidades
«que peor gestionan y cuidan su costa» y cita otras tantas
actuaciones en las islas como algunos de los «50 puntos negros» que
a su juicio tiene la costa española, entre ellas la depuradora de
Eivissa, que «desemboca en una pradera de Posidonia oceánica en
regresión debido a la contaminación, y el puerto deportivo de Sant
Antoni.
Estas actuaciones se sitúan entre los puestos 23 y 27 de la
lista de 50 «puntos negros» de la costa española, según el mismo
informe, que cita como las otras comunidades que tampoco cuidan su
costa a Murcia, Comunidad Valenciana, Canarias y Galicia. La
organización, que asegura que ninguna comunidad tiene su costa en
buen estado, afirma en relación a Baleares que «décadas de
desarrollo turístico mal planificado» han llevado a su litoral a
«padecer graves problemas de saturación urbanística, contaminación,
destrucción de espacios naturales y erosión costera». «Gran parte
de la costa balear lleva sufriendo durante mucho tiempo la
dictadura impuesta por el sol y playa», añade la entidad, quien
recuerda que «el maltrato dado al espacio costero está empezando a
pasar factura a la propia industria turística, que lleva tres años
con un descenso constante de los niveles de ocupación a pesar del
aumento del número de turistas». Greenpeace lamenta que «el cambio
de gobierno en el archipiélago ha supuesto un «auténtico mazazo
para sus costas. Al respecto, cita decisiones como la modificación
en la Ley de Espacios Naturales para permitir la construcción de
viviendas unifamiliares en los espacios protegidos de las Pitiüses,
lo que según sus cálculos supondrá el levantamiento de 6.000 nuevos
chalés y la derogación de la moratoria de los campos de golf.
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, informó ayer,
tras conocer el informe, que el ministerio elaborará un Plan
Director para la gestión sostenible de la costa, que establecerá un
diagnóstico de todos los tramos litorales del país, y diseñará una
programación anual de actuaciones. Entre las medidas previstas
destaca el control de las extracciones de áridos en la costa.
Narbona dijo que el mantenimiento de las playas dejará de basarse
en la «fácil, simple e indiscriminada» aportación de arenas
procedentes del fondo marino.
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