María Marí, ,muy emocionada, junto a la planta que recibió de regalo.

Nadie diría que ha transcurrido un siglo desde que María Marí Serra vino al mundo en Sant Josep, pero lo cierto es que ya tiene 100 años y 23 días. Ella prefiere ignorarlo, «se disgustaría si conociera la edad que ha cumplido» dicen sus familiares, y bromea «a ver si aún me caso». A pesar de que no quería celebraciones que le recordaran que era un año mayor, el 1 de Mayo su familia y amigos le prepararon un cumpleaños por todo lo alto. Ayer fue el Ayuntamiento de Sant Josep quien quiso rendirle homenaje en su casa de Can Creu. Con varios de sus hijos y nietos presentes, el alcalde de Sant Josep, José Serra Escandell, acompañado de los concejales Antonio Cardona y José Torres, le entregó una placa conmemorativa y una planta exótica. «Las plantas le gustan mucho», aseguraba una de las familiares mientras María Marí agradecía repetidamente los regalos.
Aunque ahora no puede ver, conserva una salud envidiable. Hasta hace dos años todavía se ocupaba de muchas tareas de la casa e incluso se subía al balcón de su casa payesa para encalar las paredes. «Nunca ha sido miedosa», explica Cati, una de sus nietas, «siempre se subía a los árboles para recoger las algarrobas», recuerda. «Con gusto en el vestir y decorando la casa», «bastante presumida» y «moderna para su tiempo» son calificativos que la definen.
Se casó a los 25 años y tuvo ocho hijos. Puede presumir de tener ya once nietos y tres bisnietos. Precisamente uno de los momentos que recuerda con más cariño fue hace medio año, cuando pudo coger en sus brazos a su último bisnieto. El trabajo en el campo y en la casa han ocupado la mayor parte de su vida, que ha transcurrido siempre en Sant Josep y en la isla, aunque ha tenido la oportunidad de viajar también a Barcelona y a Palma.
A María Marí le gusta escuchar la radio y estar al día de todo lo que ocurre, incluida la Boda Real, que coincidió con su emotivo homenaje.
R.D.