El barco «Isla de Ibiza» arribó al puerto de la Savina ayer sábado a las nueve de la mañana, procedente de la costa levantina, con el primer cargamento de arena destinada a la construcción que debe paliar el grave problema existente en la Pitiusa menor desde hace casi un mes. Trasladaba un total de 15 bañeras con una capacidad de 24 toneladas métricas de arena cada una de ellas lo cual supone 360 toneladas en total para comenzar a reactivar el sector de la construcción que estaba en suspenso ya que bastantes de los trabajos, para los que la arena es imprescindible, se habían ralentizado cuando no detenido por completo.

Según fuentes de la Gestión Naviera, que agrupa a Umafisa y Baleària, el buque regresará a la Savina el próximo martes con un número similar de bañeras y hará otro tanto el jueves.

Esta es, hoy por hoy, la única posibilidad que tiene el sector de la construcción de Formentera para proveerse una vez se han cerrado judicialmente las explotaciones areneras de la isla y los terrenos en los que hipotéticamente cabía la posibilidad de extracción han sido desechados por falta de material o por las dificultades técnicas de explotación, con el consiguiente encarecimiento que ello supone.

A mitad de esta semana tuvo lugar una reunión entre un grupo de constructores que ya comenzaron a repartirse entre ellos la carga que fuera llegando, lo que hace temer a los constructores más pequeños o a quienes precisan cantidades mucho menores que sus problemas van a seguir igual que hasta ahora pues podría producirse una situación de monopolio entre los grandes de la construcción en la Pitiusa menor.

La solución de traer arena de la península tiene una doble lectura, ya que si bien permite que las obras sigan a su ritmo, el precio de la arena pasa a ser cuatro veces más caro que el que se pagaba antes. Las cifras que barajaban tanto la PIME como el conseller por Formentera, Pep Mayans, indicaban que la tonelada de arena que hasta la fecha costaba 10 euros, se pagará desde ayer a 40 euros por los costes en origen, superiores a los de Formentera más los portes.

Asimismo este encarecimiento del 400% que en teoría sólo debería repercutir en el 2 ó 3% del coste de las nuevas edificaciones, ha despertado un gran temor entre la población por que existe el sentimiento de que ese mínimo porcentaje se verá multiplicado de manera que los pisos en construcción, los que se pongan en alquiler y los que se están remodelando, sufrirán un incremento que, en algunos sectores sitúan en un 15%.