Santiago de la Osa, nacido en San Pedro de Pinatar, reside en Eivissa desde hace 60 años. Foto: KIKE TABERNER
V ine a Eivissa a hacer el servicio militar en 1944 y en los
veintiséis meses y medio que duró la mili conocí a la que sería mi
esposa, Margarita Enríquez Juan», recuerda Santiago de la Osa,
desde ayer flamante presidente de la Casa Regional de Murcia de
Eivissa y Formentera. Empresario de distribución de productos de
alimentación de la Comunidad de Murcia en las Pitiüses, este
curtido ibicenco de adopción de 81 años recién cumplidos, fue el
encargado de surtir a los ibicencos de los míticos Chocolates
Tárraga y toneladas de pimentón para la elaboración de sobrasada
casera y fue el primer distribuidor de las aguas Font Vella y
Fonter. Su tesón y afán colaborador le han llevado a donar bebida
durante los primeros desfiles de la Moda Adlib, en la gala de Miss
Turismo o en la celebración del Skal Club de directores de hoteles
de todo el mundo en Eivissa de los que se muestra muy
orgulloso.
«Durante los dos años de noviazgo me obligaban a sacar un
salvoconducto para venir a la isla, como si el viaje en barco desde
Alicante fuese para ir al extranjero. Tuve que hacer un juramento y
todo para que me dejasen venir», recuerda divertido el presidente
de la Casa de Murcia al revivir sus travesías de 10 horas.
Padre de cuatro hijos y nueve nietos totalmente ibicencos, Santiago
de la Osa dice sentirse muy a gusto en la isla: «Nunca he querido
moverme de Eivissa. La gente siempre nos ha acogido muy bien a
todos los murcianos por eso siempre me he sentido a gusto aquí»,
confesó.
Desde ayer representa a la Casa Cultural de Murcia que aspira a
reunir a aglutinar a numerosos murcianos y simpatizantes y a
hacerse en un futuro próximo con una sede social propia.
E.Estévez
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