Químico de profesión y director y productor de vídeo por afición,
la vida de Josep M. Bassols a lo largo de los últimos 31 años ha
estado íntimamente ligada a Eivissa y Formentera. Este barcelonés
que huyó de los agobios de la Ciudad Condal y de su trabajo como
próspero empresario de la industria de fabricación de esmaltes para
vidrio y cerámica, decidió instalarse en 1972 en Eivissa,
concretamente en es Coll des Cocons, su casa situada en el Camí
Vell de Can Fornet. Fue en su hogar donde montó su propio estudio,
en la actualidad informatizado, cuyo archivo posee más de 200
títulos terminados y mucho material parcialmente utilizado que
conforma infinidad de imágenes y documentos de la historia viva más
reciente de las Pitiüses.
En 1980 descubrió las ventajas del vídeo doméstico. «Para hacer
grabaciones en Eivissa siempre había que depender de fuera. Sin
embargo, con la aparición del VHS a pesar de tener malos resultados
en cuanto a la calidad, conseguíamos la inmediatez y la isla
ofrecía en aquel momento unos escenarios fabulosos para grabar.
Entonces todo era diferente, de hecho capté el final de algunos
oficios tradicionales que ahora ya no se ven», explica Josep
Bassols al hablar de sus inicios.
Sus primeros pinitos con la cámara le permitieron conocer a
gentes que le llevaron a captar la labor de personajes de los más
variopintos dentro de la cultura popular pitiusa. «Siempre he
trabajado con la gente pero también he buscado asesoramiento de
personas de la isla con conocimientos sobre las temáticas recogidas
en mis trabajos», explica este gran documentalista que ha realizado
trabajos diversos para el Consell Insular, Sa Nostra, Cámara de
Comercio y distintos ayuntamientos de las Pitiüses.
Pero además de la recuperación de la memoria antigua de oficios
y costumbres, la temática de los trabajos de Bassols se centra
también en los artistas afincados en Eivissa y Formentera y en el
turismo. «En el caso de los vídeos de turismo siempre he intentado
mostrar lo que a mí me gusta de la isla y mostrar las cosas que el
ibicenco no había valorado y que era suyo», destaca antes de
señalar que con los años en Eivissa se ha optado por la cantidad y
no por la calidad: «La masificación lo destruye todo», sentencia.
Eva Estévez
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