El agricultor Mariano Ferrer Marí temía que el trabajo que él
realiza a diario en el campo, subido sobre un tractor, pudiese
aburrir a los casi 300 alumnos que ayer acudieron a su finca Can
Francesc, situada en las cercanías de la localidad de Sant Carles.
Un temor que, como le comentó la propia directora del centro
escolar de Sant Carles, Merche Ibarrola, no tenía razón de ser. «Le
he dicho que no se preocupe, que los chicos se van a quedar
fascinados porque les encanta ver cómo funcionan las máquinas»,
aseguraba.
A las 09,30 horas todos los alumnos y varios de los profesores se
dieron cita en la finca de Mariano Ferrer Marí, un agricultor
ibicenco que precisamente tiene a sus hijos estudiando en el centro
de Sant Carles y accedió encantado a participar en esta interesante
experiencia. Por sexto año consecutivo se organiza la Semana
cultural, una iniciativa que nació a través de la dirección del
colegio de Sant Carles con la intención de romper la rutina
estudiantil y acercar a las nuevas generaciones las tradiciones y
los trabajos autóctonos. Este año el tema escogido ha sido 'la
tierra' y todos los trabajos que rodean a este elemento.
«De mayor quiero ser payés»
El trabajo previo que los chavales habían realizado en clase les
ayudó a anticiparse y comprender lo que iban a ver en su salida al
campo: «Primero han visto cómo se trabaja actualmente, es decir,
con los tractores, y después el sistema más antiguo, con los
animales tirando de los diferentes tipos de aradas, como son la de
pales, la de rodes y la prima», señalaba otra de las profesoras que
no dudó en grabar en vídeo toda la práctica.
De unas cinco hectáreas de amplitud, la finca de Mariano Ferrer
Marí, padre, es explotada actualmente por uno de sus hijos, también
llamado Mariano Ferrer Marí. «He trabajado toda mi vida en el
campo, pero lo que ocurre que antes todo era diferente, por la
mañana les decías a los hijos lo que tenían que hacer y lo hacían,
pero ahora es distinto», comentaba el padre mientras observaba al
tropel de niños que correteaban por el terreno. Y es que a pesar de
su dedicación a la agricultura este hombre prefiere que los jóvenes
de hoy se busquen el futuro en otra profesión «menos dura». Marc,
de once años, es el hijo del hombre que ayer enseñó los secretos de
su profesión a los alumnos y nieto de Mariano Ferrer padre. Al
margen de lo que piense su abuelo él, que habitualmente ayuda a la
familia en las labores del campo, tiene claro que de mayor quiere
ser «maestro y payés». Aída y Andrea también tienen familiares que
trabajan el campo, pero posiblemente nunca hasta ayer habían visto
tan de cerca los pasos que hay que seguir en el proceso de cultivo.
No es el caso de Anahí, una de sus compañeras, quien asegura que
ella es una niña «de ciudad».
Algunos de los alumnos ayudaron cargar con las herramientas
agrícolas, de las que, en algunos casos ya se habían aprendido el
nombre. «Antiguamente empezaron utilizando una arada que era
arrastrada por el animal, pero detrás tenía que ir otra persona
sembrando -explicaba una de las profesoras-, pero posteriormente la
sembradora ya formaba parte de la arada y con sólo una persona se
podía hacer todo a la vez».
Día de campo
Los alumnos de Sant Carles aprenden sobre el terreno los distintos modos de cultivo agrario tradicional
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