La ampliación de la oferta de golf en la isla no es la panacea de
todo. Eso dice el presidente de la Federación hotelera, Pedro
Matutes, que, advierte de que «no sólo con el golf» se logrará
evolucionar el modelo turístico hacia un cliente con mayor poder
adquisitivo, aunque reconoce que es «una tecla que hay que
tocar».
Matutes recalca que el golf supone para la isla «una alternativa
de mejora de la capacidad adquisitiva del cliente» y por ello
rechaza «la demonización» que se ha hecho de estas superficies «por
cuestiones de orden político» y por el polémico proyecto de Calas
del Mediterráneo en Cala d'Hort.
El presidente de la Federación hotelera recuerda que en
Andalucía, al igual que en otras zonas turísticas, «el golf está
siendo la punta de lanza de la desestacionalización». Esta práctica
deportiva, apunta Matutes, atrae a un cliente que gasta mucho más
tanto en la oferta complementaria como en la categoría del
alojamiento. «No se puede renunciar a ello por razones de orden
político», insiste.
El presidente del Consell Insular, Pere Palau, propone la
construcción de tres nuevos campos de golf en las zonas turísticas
de Sant Antoni, Santa Eulària y Platja d'en Bossa como complemento
a la actividad hotelera existente. Matutes cree que la propuesta
del presidente del Consell es acertada, siempre y cuando «las cosas
se hagan racionalmente». En este sentido, recuerda que Balears fue
la primera comunidad que incluyó en la normativa la obligación de
regar los campos de golf con aguas residuales. «Eso es lo que hay
que hacer: ubicarlos bien y poner atención en los estándares del
agua. No se trata de destrozar nada en concreto», asegura el
responsable de la Federación hotelera.
Matutes recuerda, eso sí, que en las zonas apuntadas por Palau
hay un número elevado de plazas, con una oferta hotelera que está
mejorando en los últimos años con la reconversión de hoteles de
tres a cuatro estrellas. Coincide, además, con el presidente del
Consell que las nuevas superficies no tienen por qué estar ligadas
a la construcción de nuevos establecimientos turísticos y que,
según donde se ubiquen, rebajarán incluso las expectativas
urbanísticas del lugar. Por otro lado, Matutes asegura que lograr
la rentabilidad de un campo de golf por sí mismo es muy difícil,
por lo que opina que los nuevos proyectos deberían corresponder a
iniciativas de la oferta existente.
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