D espués de diez ediciones de las Semanas Culturales pensé que se habían cumplido las metas que me había propuesto y decidí crear en el seno de Fomento del Turismo otras actividades culturales con otra proyección, y en el año 81 creamos los Encuentros Culturales. Eran unas actividades muy dinámicas que consistían en invitar periódicamente a diferentes personalidades del mundo de la cultura a dar una conferencia en Ibiza. Entre otros estuvieron Camilo José Cela; el director de El País, Juan Luis Cebrián; Antonio Gala y Joaquín Calvo-Sotelo del cual me voy a ocupar hoy.

Joaquín Calvo-Sotelo pertenecía a una familia de próceres monárquicos que habían dado grandes políticos en nuestro país como José Calvo-Sotelo, jefe dePartido Monárquico de la oposición a la República, asesinado en el 36; Leopoldo Calvo-Sotelo, presidente del Gobierno con UCD, persona que por cierto tenía fama de gafe nacional y que, con razón el tiempo lo demostró.

Joaquín Calvo-Sotelo era otro miembro famoso de la familia destacando sobre todo como escritor e intelectual. Autor de diversas obras de teatro, algunas llevadas al cine, también fue miembro de la Real Academia de la Lengua.

Estuvo una semana en Ibiza acompañado de su encantadora esposa Jovanna para participar en los Encuentros Culturales y con ellos actué como cicerone. Recorrimos juntos toda la isla y le mostré sus rincones del interior y distintos pueblos y paisajes costeros que les impresionaron de modo que el matrimonio guardó siempre un grato recuerdo de sus estancia en la isla. De hecho del roce tan estrecho con ellos durante esos siete días surgió una buena y sincera amistad de la que guardo muy buenos momentos y recuerdos.

Joaquín era una persona educadísima, muy correcta, culto, con una conversación muy amena y agradable, y era una persona insaciable a la hora de conocer todo lo que se le presentaba por delante. Su conferencia, que giraba alrededor de las costumbres sociales y la decadencia de las buenas maneras en la actualidad fue notable y muy aplaudida el público que había seguido el acto que estuvo moderado por Alonso Marí Calbet.

Jovanna era una gran dama. Tenía aspecto extranjero, con un hermoso cabello rubio, y también era portadora de una gran cultura pero lo que más me gustaba de ella era que, a la vez que refinada era enormemente cordial y divertida, por lo que era portadora de una gran sencillez y estilo que cautivaba a todos los que la conocían.