Serán las diez de la noche cuando miles de ibicencos se sienten frente al televisor para ver, por fin, el primero de los dos capítulos de la serie 'Cuéntame cómo pasó' (de TVE1), que recientemente fueron rodados en Eivissa. 'Paraísos y purgatorios' es el título de este primer capítulo en el que Mercedes (Ana Duato) y Antonio Alcántara (Imanol Arias) viajan a la isla para buscar a su hija Inés (Irene Visedo), quien no quiere volver a Madrid después de conocer el modo de vida de los hippies de mano de Mike (Willian Miller), el inglés al que conoció en Londres y que de nuevo le ha robado el corazón. Hasta Eivissa viajaron varios de los actores principales y durante una semana ambientaron varias localizaciones de la isla para que pareciese que, de nuevo, vivíamos en la década de los setenta, conretamente en otoño de 1970.

La plaza de la Catedral (donde el matrimonio encuentra a los primeros hippies, esos peluts a los que no saben muy bien cómo tratar), el Portal de ses Taules (donde encuentran a Inés pidiendo dinero con una gorra), en el bar Ca n'Aneta de Sant Carles y en varias playas. Un rodaje que estuvo plagado de anécdotas, en el que participaron numerosos extras de la isla y del que esta noche podremos ver el resultado final. La serie por la que TVE1 decidió apostar después de que fuese rechazada por otras cadenas, cosechó la semana pasada la mayor audiencia de su historia y, por supuesto, superó a la del resto de programas. Nada más y nada menos que siete millones de espectadores siguieron hace siete días las andanzas de la familia Alcántara en un capítulo que finalizó con el embarque de Mercedes y Antonio en el barco que les llevará hasta Eivissa.

La realización de cada uno de los capítulos de esta exitosa serie cuesta alrededor de 65 millones de pesetas, una cifra bastante inferior a la que suele ser la media de otras series de ficción, que gastan unos 90 millones de pesetas por cada capítulo. Ese año acontecieron muchas cosas en el mundo y algunas de ellas en Eivissa donde, como relata el periodista José Miguel Romero en el libro «Crónica de unas islas», no todo eran hippies. Concretamente, la década de los setenta se inauguró con la elección de Abel Matutes Juan como alcalde de Eivissa en sustitución del anterior edil, Juan Verdera. Ese mismo año llegó a la isla Monseñor Luigi Dadaglio para oficiar en la consagración episcopal de Monseñor Teodoro Ubeda (recientemente fallecido); en el apartado de sociedad se celebró en el pueblo de Sant Carles, el 29 de junio, la boda entre Miguel García de Sáez, en ese momento presidente de Fomento de Turismo en la Pitiüses, y la princesa Inmaculada de Borbón-Dos Sicilias. Unos meses antes, en el mes de marzo, era detenido en el aeropuerto de Barajas (Madrid), Earl Nunally Willians, un norteamericano que se dedicaba al tráfico de hachís y que tenía su sede en Eivissa, donde poco después era desarticulada el resto de la red. Éstos son sólo algunos de los hechos que Romero ha rescatado en su libro, pero hay otros muchos nombres que llamaron la atención ese año, como el del famoso pintor Elmyr d'Hory, que donó al Museu d'Art Contemporani una importante colección de cuadros.

Sara Yturriaga