En la imagen, la primera piedra que se puso hace ya 15 meses, que marcaba el inicio de las obras y de espaldas las autoridades cortando la cinta de esta segunda inauguración.

El Govern balear confía en que las obras de reforma de la carretera de Sant Josep, que acumulan un retraso de 15 meses, estén listas antes del próximo verano, aunque el plazo de ejecución propuesto por la empresa adjudicataria, Matías Arrom Bibiloni (MAB), es de 14 meses (diciembre de 2004), 10 meses menos que la propuesta inicial del Ministerio de Fomento. Si, como es más que previsible, no se cumple esta previsión tan optimista, el Govern balear, según dijo ayer la consellera de Obres Públiques, Mabel Cabrer, «adoptará algunas medidas para reducir al máximo las molestias que puede provocar el desarrollo de las obras».

Cabrer cortó ayer, en compañía del presidente del Consell, Pere Palau, y el alcalde de Sant Josep, José Serra Escandell, la cinta de inauguración de las obras de espaldas al monolito plantado hace 15 meses (8 julio de 2002), para conmemorar la colocación de la simbólica primera piedra a cargo del secretario de Estado de Infraestructuras, Benigno Blanco, que debía marcar el inicio de la reforma. Cabrer culpó al anterior gobierno autonómico, del Pacte, del retraso acumulado en el inicio de las obras. El Pacte dijo que la empresa adjudicataria, Tableros y Puentes, denunció el contrato, valorado en 7,2 millones de euros, porque la cantidad asignada era insuficiente para hacer frente a la macroobra. La consellera informó, sin embargo, de que la empresa constructora no pudo comenzar los trabajos porque «el Govern del Pacte no puso a su disposición los terrenos seis meses después de la adjudicación.

Con la ley en la mano, explicó Cabrer, la empresa puede rescindir el contrato y, además, «tiene derecho a percibir una indemnización del 3 por ciento del precio de adjudicación, que asciende a 217.700 euros [30 millones de pesetas]». «O sea que cobraron 30 millones de pesetas por no hacer nada», lamentó. La empresa Matías Arrom Bibiloni comenzó ayer el proyecto con un presupuesto de 9,6 millones de euros. Las obras afectarán a los 11,4 kilómetros de la vía que unen la rotonda de Can Cifre con el núcleo urbano de Sant Josep y supondrán aumentar la plataforma a una sección de siete metros de calzada. En los tramos periurbanos se habilitarán arcenes de 1,5 metros y en los urbanos se construirán aceras, zona de aparcamiento y arcenes de medio metro. La vía se cubrirá con pavimento antideslizante y se construirán dos nuevas rotondas iluminadas en Can Burgos y Can Bellotera. También habrá viales de acceso paralelos a la carretera para evitar el peligro de las intersecciones.