Los profesionales del transporte que operan en Formentera, taxistas, conductores de autocar y autobús regular, los transportistas de agua y los conductores de vehículos que a diario vienen de Eivissa para suministrar mercancías a Formentera, exigen por enésima vez que se retiren las bandas sonoras o reductoras de velocidad. Aunque hace medio año se inició esta labor de eliminación de las mismas por parte de Xarxa Viària, dependiente del Consell, tan solo se suprimieron las bandas que había en los dos extremos del núcleo urbano de Sant Ferran y las colocadas en la zona de ses Platgetes antes de llegar a es Caló procedente de Sant Ferran. Sin embargo, persisten las de la Savina, las de entrada y salida de es Pujols, Sant Francesc y el Pilar de la Mola y parte de las de es Caló.

Los profesionales de la carretera, en especial los taxistas, que son quienes más kilómetros hacen a diario en Formentera, lamentan que tras varios años, prácticamente desde su instalación, se haya hecho oídos sordos a sus quejas y que, cuando por fin empezaron a suprimir las bandas, el trabajo quedó totalmente paralizado. Los conductores denuncian el castigo que supone para los vehículos rodar sobre las bandas debido a su configuración, material y situación; en este sentido hay que remarcar que en el colectivo del taxi se han producido innumerables daños, averías y desperfectos por causa de las bandas, en especial en todo lo que afecta el eje delantero de los vehículos, el que soporta más peso y también en el anclaje del motor, la dirección, la alineación de las ruedas y las suspensiones, lo cual afectaba a la estabilidad del vehículo y al buen funcionamiento del mismo.

Para los profesionales era pecata minuta que se fundieran luces de los testigos del cuadro de mandos de forma habitual: «un euro por la bombilla, quince por el trabajo», señalaba un profesional con 20 años en el taxi. Además, se consideraba incongruente la colocación de bandas a las salidas de las poblaciones, justo cuando los coches aceleran.