El británico My Travel, el finés Finnair, el italiano Horizonti y
el japonés STB son los cuatro touroperadores que exigen cada vez
más a los hoteles con los que trabajan que tengan criterios
medioambientales para incluirlos en sus servicios. Así lo indica el
rotativo Cinco Días, que asegura que para atraer a los turistas
extranjeros, los hoteles sólo tienen dos formas de acreditar que se
preocupan por gestionar sus residuos y minimizar el impacto en el
entorno: certificar sus procedimientos de gestión ambiental con la
norma internacional ISO 14.001 o bien registrarse en el Sistema
Europeo de Ecogestión y Auditoría (EMAS).
En España, desde que nació EMAS en julio de 1993, sólo han
pasado este examen 293 empresas de las que 109 son establecimientos
de hostelería. El 75% de estos establecimientos los aportan tres
grandes grupos: uno público, Paradores de Turismo, y dos privados,
Sol Meliá e Iberostar. El resto son fundamentalmente campings y
pequeños hoteles familiares de Catalunya y Balears que tienen a
turistas alemanes como principales clientes.
El sistema EMAS, que nació hace diez años bajo los auspicios de
la Comisión Europea, es el favorito del sector de la hostelería.
Mientras que la certificación ISO se limita a garantizar que la
empresa cumple con la legislación medioambiental vigente, EMAS le
exige hacer una declaración sobre su situación medioambiental y
acciones de mejora, que se somete a registro público y a una
auditoría anual para verificarla. Debido a esta auditoría, el
número de empresas fluctúa cada año. De hecho, en Europa el año
pasado estaban registradas en EMAS 3.797 empresas, 115 menos que en
2001.
Sol Meliá cuenta con 13 hoteles en España registrados con EMAS.
La empresa dice abiertamente en aquí optan por este sistema de
certificación porque es el que reconocen mejor los turistas
alemanes. En cambio, los hoteles con los que cuenta en el Caribe
cuentan con certificaciones ISO 14.001 porque los turistas
americanos reconocen mejor la norma internacional. En comunidades
autónomas como la Valenciana cada año se dan más y más subvenciones
a las pequeñas empresas para que pongan en marcha los sistemas de
calidad medioambiental que se reclaman.
Cuatrocientas dos empresas de Balears presentan algún
certificado de calidad (ISO 9000, ICTE, ISO 14000 o EMAS),
requisito cada vez más exigido por parte de clientes y demandantes
de servicios, y que en Balears tiene su reflejo en la contratación
turística.
La calidad se mueve en torno a tres ejes fundamentales:
satisfacción del cliente, implicación de los trabajadores e
implicación de la empresa con el entorno a través de unas buenas
prácticas ambientales. Está demostrado que las pequeñas y medianas
empresas sin auditorías de calidad pierden una media del 30% de su
volumen de explotación por no mejorar su gestión interna.
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