El director del centro penitenciario de Eivissa, Carlos Blanco, animó a los empresarios de las Pitiüses a que organicen talleres para los internos de la cárcel. La experiencia ha cuajado en otros centros, pero no ha sido así en el caso del de Eivissa, ya que las únicas actividades formativas que se organizan son las del organismo autónomo, dependiente de Instituciones Penitenciarias, que coordina cursos de formación, talleres y trabajos dentro de los propios centros recintos.

En estos momentos hay diez mujeres ingresadas en la cárcel de Eivissa, una cifra superior a la media, aunque varias de ellas se encuentran en tercer grado por lo que salen cada día para trabajar aunque duermen en la prisión. El total de la población reclusa de Eivissa y Formentera es de 96 internos.

Las mujeres internas en el centro son las que se llevan la peor parte en cuanto actividades formativas, ya que los cursos exigen como mínimo unas 20 personas, pero en el centro hay una media de cinco o seis mujeres internas. «Se hacen muy pocos cursos para las mujeres. No se autorizan cursos para seis mujeres», señaló Blanco.

«Sería ideal que algún empresario montara un taller de manufactura, tanto para mujeres como para hombres», dijo Blanco. El director ha tenido contacto, hasta ahora infructuosos, para que los internos puedan hacer trabajos en la prisión. Este tipo de tareas pueden ser de lo más sencillas donde no sea necesario una especialización, «como doblar servilletas o ajustar dos tornillos».

Actualmente en la prisión hay un monitor de informática que se ofreció para un curso de nociones básicas en el módulo de mujeres. Además hay un curso de albañilería para 20 internos que está organizado por Instituciones Penitenciarias.

En septiembre está prevista la puesta en marcha de un curso de inserción laboral. Las mujeres se muestran hasta ahora muy interesadas en las actividases: «A estos cursos acuden las mujeres en mayor proporción que los hombres. Si está dirigido a 20 internos, van 15 hombres de 80 y mujeres, si hay seis, van cinco».

La falta de actividades formativas es una de las quejas que realizan los internos, pero las únicas actuaciones que se hacen hasta ahora son las que organiza la propia institución.