«Fijar un porcentaje de descenso es complicado porque no ha ido
igual a todos los comerciantes», señala Cobo que puntualiza que la
percepción general detectada por la Pimeef es «de descenso».
Entre las causas que apunta Cobo como causantes del descenso
está la mala temporada turística. «El turismo es la base de la
economía por lo que la mala marcha del sector ha contribuido a
mermar el poder adquisitivo de las personas», explica. Como
reacción a la etapa de crisis los consumidores han optado por el
ahorro. «Cuando las perspectivas no son buenas las gente tiende a
ahorrar y huye de gastos que no sean absolutamente
imprescindibles», remarcó. Además, a la etapa de recesión del
sector turístico se une otra circunstancia ya que este año se
negocian varios convenios colectivos y «la gente todavía no sabe si
va a mantener o perder poder adquisitivo», lo que todavía
incrementa aún más la impresión de inseguridad e incertidumbre.
Entre los consumidores «existe una desconfianza sobre lo que
puede pasar este año», aunque Cobo considera que puede ser algo
mejor que el año pasado.
A la hora de hablar de zonas más perjudicadas, Sant Antoni ocupa
el primer puesto ya que «el año pasado sólo el 9 por ciento de los
comercios aseguró haber aumentado sus ventas», lo que implica que
este año son bastante escépticos con el futuro.
La conjunción de los tres factores: mala temporada, pocas ventas
en Navidad y menos que en las rebajas que el año pasado, tendrá al
menos un consecuencia positiva como es la contención de precios.
Los comerciantes, según Fernando Cobo, «no se pueden permitir subir
los precios, como sí se hizo con la entrada del euro y todo apunta
a que se produzca una estabilización». Una bajada de precios es un
extremo mucho menos factible.
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