La comida preparada es una buena opción cuando no tienes tiempo para cocinar y te lo dan todo hecho. Y todo lo que sea escaquearse de la cocina está bien», puntualizaba ayer Pili mientras esperaba a que Jose, de el Palacio del Pollo, le trocease su pollo asado para introducirlo en un recipiente especial cerrado herméticamente. «Es práctico porque no cocinas», añadía Àngeles, otra de las clientas asiduas de el Palacio del Pollo, un negocio que con apenas un año de vida en Eivissa, se ha hecho un hueco entre gran número de personas negadas para la cocina o con poco tiempo para preparar el menú de la comida o la cena.
«Abrimos de martes a domingo y, evidentemente, los fines de semana es cuando tenemos más trabajo, pero de martes a viernes contamos con muchos clientes fijos», explicaba David Roldán, el joven empresario que con tan solo 22 años dirige este negocio. Junto a él trabajan en cocina José Rivera, Charlie, y Carolina Moll, elaborando una media de 12 platos diferentes en carta a diario que se convierten en una veintena durante los fines de semana. «Hacemos de todo. Potajes de legumbres, ensaladas, paellas, pasta, pollos asados... y con estos platos llegamos a todo tipo de público, desde gente joven a personas mayores. Durante la semana lo que más abundan son personas que viven o trabajan en el barrio», explicó David Roldán que reveló que el secreto de su éxito está en la tradición de los platos que ofrece al público: «Hacemos comida tradicional que la gente no tiene tiempo o no puede hacer en su casa siguiendo las recetas de nuestras madres», dijo el joven empresario que admitió que otro de los ganchos de su carta es el precio: una paella para cuatro servida a domicilio puede salir por 22 euros.
«También nos atrevemos con platos más exóticos como cous-cous, arroces con verduras o currys, o de cocina argentina como matahambres y empanadas para llegar a todo tipo de público», añadió Roldán quien también destacó las natillas y el arroz con leche de su cocina, los postres más demandados por una clientela formada principalmente por mujeres trabajadoras.

Pasta
Otra de las opciones que ofrece el abanico de comidas preparadas es la que tiene La Casa de la Pasta, una firma especializada únicamente en platos de pasta fresca y pizzas regentado por Luis Lanchazo. «Aquí sólo trabajamos comida para llevar. La gente viene aquí a recoger lo que ha encargado o lo que le apetece, no tenemos mesas», explica este cocinero que poco a poco se ha hecho con una clientela.«Cuando más movimiento tenemos es durante los meses de verano. En esas fechas damos de comer a boutiques, peluquerías y tiendas de todo tipo, bares de copas e incluso a Pachá», comenta Lanchazo, que también ha llegado a un sector de consumidores con la venta de pasta fresca por kilo.
«Toda la pasta que ofrecemos la hacemos nosotros de manera artesanal y son los argentinos las que más se la llevan para cocinar ellos a su manera», señaló.
La lasagna , los ravioli de verduras y los spaguetti y tagliarini, son los platos que más salida tienen en este punto de avituallamiento familiar que abre de martes a domingo en horario de mañana y noche y en el que la ración suele costar una media de 6 euros.
Los pollos asados han sido desde hace años un buen recurso para salir del paso y eso lo saben perfectamente Enrique Menéndez y Juan Ramón Soriano, los responsables de la conocida Pollería Residencial de ses Figueretes. «Lo que más sale es el pollo asado y las patatas ibicencas, asadas con la salsa de pollo», explicó Menéndez que gracias a la receta secreta del aliño, logra congregar en largas colas a su clientela cada fin de semana. «Nuestros clientes vienen de toda la isla y vendemos pollos asados o medios pollos, una buena opción para muchos obreros que comen fuera de casa», explicó Menéndez.
Eva Estévez