El próximo desmantelamiento de las unidades del Ejército de Eivissa se palpaba ayer en el ambiente del acto de festividad de la patrona de Infantería. La solemnidad de esta cita se tiñó ayer de nostalgia para muchos miembros y altos mandos del batallón que se trasladarán o quedarán en Eivissa como unidad de apoyo a la proyección.

El tradicional discurso del ex comandante Vila (Rafael García Vila, ahora teniente coronel) se centró en dar un reconocimiento a los antiguos infantes a los que mostró «la gratitud y el apoyo» de los militares en activo, a los que instó a «tomar el ejemplo que han dado los mayores». Además, el ex comandante insistió en que, a pesar del desmantelamiento, «el espíritu de Infantería de permanecer».

El ex comandante se mostró apenado por su inminente marcha: «el 1 de enero ceso», señaló y avanzó que todavía desconoce su nuevo destino. «Avatares de la vida militar que hay que aceptar», señaló con «mucha pena» ya que recordó que nació en las Islas y desde hace quince años está en el batallón.

Cinco mandos recibieron ayer condecoraciones; exactamente la Cruz de ingreso en la Real y Militar Orden de San Hermegildo, una distinción que obtienen tras 20 años de servicio.

Aunque el propio teniente coronel Vila considera que va a ser difícil mantener la celebración del acto en las condiciones futuras, sí cree que los que se queden en Eivissa «deberían hacer un pequeño esfuerzo» para seguir organizando, año a año, un acto simbólico el día de la patrona.

Tras la parte más ceremonial del acto de ayer llegó el surtido ágape, donde destacaban las mesas ribeteadas de servilletas amarillas y rojas perfectamente alineadas. Un brindis por el Rey abrió el acto más festivo -muy concurrido- que cerraron unas bandejas de pasteles.