GUILLERMO ROMANÍ Más de doscientas cincuenta personas iniciaron ayer en el Camí de es Cap, la segunda edición de la vuelta a Formentera a pie. Venidos de todos los puntos de la geografía española e incluso del extranjero, los caminantes dieron los primeros de los cientos de miles de pasos, quizás millones, que habrán de dar a lo largo de tres días para culminar una iniciativa turística en la que se conjuga la faceta lúdico deportiva con los aspectos ecológicos, históricos, gastronómicos y culturales.

Los 250 participantes (la organización tuvo que rechazar a más de un centenar de candidatos por cuestiones de logística) se hicieron la primera fotografía de familia en es Cap de Barbaria.

El recorrido condujo a los caminates a través del altiplano de es Cap en dirección a Cala Saona, la única cala abierta a poniente en Formentera, para seguir después hacia la Punta Gavina. El punto de parada para el almuerzo fue el área recreativa de Can Marroig. Tras ese alto para reponer fuerzas, los excursionistas bordearon s'Estany des Peix y tras cruzar la PM-820 a la altura del kilómetro dos, se dirigieron hacia es Pujols por la riba de Estany Pudent.

Procedentes en su mayor parte de Catalunya y Balears, algunos expedicionarios relataban, antes de iniciar la aventura, los problemas que habían tenido para salir el jueves por la noche o el viernes a primera hora desde el aeropuerto de Barcelona para poder llegar a tiempo a Formentera. Como explicaba un matrimonio, «todo quedaba compensado por el simple hecho de haber podido llegar a Formentera».

El conocimiento de la celebración de esta maratoniana excursión se produjo de mil maneras distintas: bien por artículos en prensa especializada o en suplementos dominicales, a través de clubs de excursionismo o, simplemente, mediante el boca a boca.