El grupo de residentes baleares en Buenos Aires delante de la fachada de la Casa Balear. Foto: PEDRO PRIETO.

El presidente de la Casa Balear de Buenos Aires, Rafael Diego Polar Capó, ha conseguido reunir en la recoleta sede de la citada entidad en Colombres 841 al grupo de residentes de las islas. Entre ellos figuran Palmira Escandell Mansí, tesorera de la Casa y natural de Formentera, «desde donde mi padre se vino solo acá en 1925»; Juan Marí, nacido en Palma aunque criado en Eivissa hasta los 4 años que partió hacia Buenos Aires; y Antonio Guasch, argentino pero hijo de ibicenco, de Santa Eulària des Riu.

Todos, sin excepción, están muy preocupados por la situación que están viviendo y que es idéntica a la de otros argentinos: escasea el trabajo y el poco dinero que hay está metido en el dichoso corralito, ya muy congelado y posiblemente devaluado. El problema es que para el viaje se necesita dinero y no pueden disponer del que tienen porque está parcelado en plazos interminables. «¿Que si el Govern balear ha llamado a Argentina para decirle a los mallorquines, menorquines e ibicencos que cuente con su ayuda? Por supuesto que sí -señala el ex presidente de la Casa Balear, Juan Marí-; aprobó una ayuda de 10 millones de pesetas pero recomendamos que no manden el dinero porque, dada la situación del país, seguramente quedará en el corralito».

La formenterense Palmira Escandell, tesorera de la agrupación asegura: «Tenemos que ir con mucha cautela. La remesa del Consejo de Comunidades celebrado aquí lamentablemente fue a parar al corralito». El presidente de la Casa ofrece un aviso a los baleares: «Si allá se precisa mano de obra, cuenten con nuestros hijos».