La mala mar que ayer se registró en la bahía de Santa Eulària dificultó el atraque de la embarcación en la que viajaban Melchor, Gaspar y Baltasar que, en lugar de producirse en el muelle de San Punta, tuvo lugar en el Puerto Deportivo ante decenas de atónitos niños y risueños padres y abuelos que contemplaban la nueva visita de estos tres héroes que se reencontraron con las gentes de Santa Eulària cargados de caramelos, juguetes e ilusión.
La puntualidad fue la tónica dominante de todo este último acto de la Navidad y cada uno de los capítulos del desfile se desarrolló según el guión establecido por los organizadores. Acompañados por tres séquitos de pajes elegantemente ataviados, los monarcas, después de los primeros saludos, se dirigieron a tres carros pageses vestidos de gala para comenzar un recorrido que discurrió por las calles San Lorenzo, San Juan, Huesca y Sant Jaime que finalizó en la plaza del Ayuntamiento con una recepción multitudinaria que reunió a cientos de niños.
Iluminados por la Estrella de Oriente, situada en el carro que abría el desfile, la cabalgata discurrió por calles atestadas de cientos de personas que se agolparon a ambos lados de las calles para saludar a los Reyes y pedir caramelos. escuchando los acordes de la Banda de Cornetas y Tambores de Santa Eulària.
Fue ante la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes y con el aroma de roscón de reyes flotando en el ambiente donde Melchor y sus dos compañeros hicieron la ofrenda del oro, incienso y mirra para proseguir con el itinerario hasta la carpa real. Arropados por cientos de personas, los Reyes Magos acudieron a adorar al niño del nacimiento viviente del grupo Es Broll y acto seguido comenzaron el reparto de los regalos que transportó la carroza que cerró el desfile. Cientos de niños vieron cumplido uno de sus sueños: Ver a los Reyes.
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