La rotonda de Sant Jordi de ses Salines es una de las más conflictivas. Foto: MARGA FERRER.

En los últimos días las rotondas de Eivissa han demostrado que son una trampa para los conductores. El mal estado del firme, las lluvias caídas y el frío húmedo que no ha ayudado a que se sequen son los factores que han provocado continuos accidentes a conductores que giraban un poco más de lo normal, aceleraban en mitad del trazado o pisaban el freno. Una prueba de que algo no funciona en estas glorietas porque cada vez son más frecuentes los accidentes. La señalización y los ornamentos sufren a la vez las consecuencias.

«¿Es de usted ese coche? ¿Tiene el seguro?, es para cubrir la reparación a Obras Públicas». Estas tres sentencias son las más frecuentes cuando la Guardia Civil se persona en las glorietas después de que algún vehículo se salga del trazado. Un gesto que se ha repetido desde el comienzo de las fiestas y del frío con más frecuencia que nunca. «La calzada es demasiado resbaladiza, aunque vayas a una velocidad reducida y sin hacer giros bruscos el coche se te va, deberían mejorar el firme, más rugoso, porque parece una pista de patinaje».

Así explicaba uno de los afectados el día de Nochebuena los motivos que le llevaron a perder el control del vehículo en la rotonda de Can Cifre. «Es increíble, en dos días he tenido salidas para recoger coches en todas las rotondas de Eivissa», matizaba por su parte un conductor de la empresa de grúas que se encarga de retirar los vehículos accidentados. Los testigos mudos de los golpes son las señales de tráfico, las plantas y los adoquines de cemento. Normalmente pasan varias jornadas hasta que se procede a la reparación. Ayer aún estaban tiradas en el suelo las de Sant Jordi, Can Cifre, Can Misses y Puig d'en Valls.