El acuartelamiento de sa Coma vivió ayer la celebración del día de la patrona de infantería -fijada el 12 de noviembre de 1892-, la Inmaculada Concepción, con la particularidad de ser la primera ocasión en que se homenajeaba a la patrona sin la presencia de soldados de reemplazo. Con todo, la ceremonia desarrollada en la explanada del enclave militar, precedida de una misa solemne, se caracterizó por su marcado carácter familiar. En el desfile participaron 17 soldados, mientras que los mandos que asistieron a la cita superaron en número a los primeros. Una cita con la nostalgia y el recuerdo en la que el Comandante Vila aprovechó en su discurso para resaltar el mérito de los pocos efectivos que mantienen vivo por el momento el cuartel hasta que se conozca definitivamente su futuro.

«Hace 416 años un puñado de valientes infantes al mando de don Francisco de Bobadilla...». Así comenzó el discurso que el comandante Vila ofreció a los asistentes al día de la patrona de infantería en el cuartel de sa Coma una vez finalizada la ceremonia religiosa oficiada por el obispo de la diócesis de Eivissa y Formentera, Agustín Cortés. El motivo descansó en recordar la leyenda en la que se cuenta que cuando más adversidades encontraron los tercios en su campaña en los Países Bajos hallaron la imagen de la Inmaculada Concepción y les ayudó a ganar a la escuadra holandesa.

El mando aprovechó este pasaje para adaptarlo a la realidad por la que atraviesa el enclave desde que el fin de la obligatoriedad del servicio militar mermó a las instalaciones de la presencia de soldados de reemplazo. «Cada vez somos menos en la guarnición, pero la disciplina y el trabajo cotidiano ha de hacerse igual que los que nos precedieron, sin importar la escasez de medios. Es cuando el mérito alcanza su máximo valor, con poco personal y con escasez de medios». El comandante matizó aún más sus palabras una vez concluido el acto: «El día de las Fuerzas Armadas ya sirvió para homenajear a los últimos soldados de reemplazo, pero la jornada de hoy no deja de ser entrañable y muy especial, por los pocos efectivos que quedan. Y aquí seguiremos trabajando hasta conocer lo que nos toque hacer con la decisión del futuro de sa Coma».

Después del discurso del comandante Vila se procedió al tradicional desfile, al tributo a los caídos, la bendición de cura con un Padrenuestro, unos disparos al aire y el cántico del himno de infantería. Un acto que duró cerca de media hora y al que siguió un vino de honor en una de las dependencias del cuartel con las autoridades locales.