Los aficionados a la bicicleta de las Pitiüses podrán disfrutar dentro de unos años de 388 kilómetros no motorizados, 335 de ellos en Eivissa y los otros 53 en Formentera. Han sido proyectados por la Conselleria balear de Medi Ambient y recogidos en un documento que quedará integrado en el plan director sectorial de transportes que, previsiblemente, se aprobará el año que viene.

Los viales no motorizados tienen también por objetivo satisfacer la demanda de los turistas aficionados al ciclismo, que cada vez más eligen las Islas para practicar este deporte. Por ello, el director general de Movilidad, Boro Miralles, afirmó ayer que uno de los objetivos es reducir la siniestralidad y garantizar la seguridad del turista a través de una separación física entre el vial y la carretera.

Habrá dos tipos de viales no motorizados. Los primeros serán los integrados en caminos rurales. En ellos no se prohibirá totalmente la circulación, pero sí se reducirá la velocidad máxima a 40 kilómetros por hora y se instalarán los elementos necesarios para garantizar que no se supera. En ningún caso se cortará el tránsito a las personas que tengan que utilizar estos caminos para acceder a sus viviendas, garantizó Miralles, que presentó esta iniciativa junto a la consellera Margalida Rosselló. Eivissa tendrá 268 kilómetros de este tipo de caminos y Formentera otros 40.

La otra posibilidad es construir viales adosados o segregados de una calzada por la que transitan vehículos a motor. No se trata de aprovechar el arcén para que lo utilicen las bicicletas, recalcó el director general. Se establece una barrera de algún tipo -vegetal o con elementos urbanísticos- y el ciclista tiene un carril para circular sin peligro de ser arrollado por un vehículo a motor.