Numerosos vecinos de la Mola se muestran preocupados e indignados
por las molestias que los turistas causan los días de mercadillo.
Domingos y, en menor medida, miércoles, la invasión es tal que los
accesos acaban colapsados. Las quejas provienen de aquellos que no
pueden entrar en sus propias casas, situadas en las inmediaciones
del mercadillo hippy o artesanal, debido a que las motos aparcan
sobre las aceras y delante de las puertas.
Los principales caminos, que salen de la PM-820 en el Pilar, el
camí de sa Talaiassa, el de sa Cala, el des Monestir y el des
Torrent Fondo quedan bloqueados por los coches que aparcan sin
orden y concierto. Los visitantes andan por el medio de la calzada
porque las aceras están ocupadas por los vehículos, los músicos o
los vendedores ambulantes que no tienen un puesto en el
mercadillo.
No es raro ver a personas con carritos de bebé intenanto sortear
todo tipo de obstáculos, incluidos los propios autobuses de
turistas. Los vecinos de la Mola, incluso aquellos que tienen un
negocio en la zona y se benefician de la afluencia de visitantes,
se muestran preocupados por cuando «cada año la situación es peor»,
según explicó uno de ellos. Otro vecino afirma que el domingo tuvo
que esperar una hora a que la entrada de su casa quedara despejada
para poder entrar con su coche.
Los vecinos creen que el propietario del solar donde se celebra
el mercado «con la de dinero que cobra a los que montan los
puestos, debería preocuparse en buscar un aparcamiento para los
vehículos». Algunos vecinos están dispuestos a poner obstáculos
ante sus casas para impedir que sean bloqueadas por los vehículos.
Y la Asociación de vecinos pedirá al Consistorio que tome medidas
de cara al próximo año.
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