La emisión de licencias de taxis provisionales, para contrarrestar
la avalancha de demanda de la temporada alta, es una de las
opciones que baraja el Ayuntamiento de Eivissa, aunque su
viabilidad es más bien dudosa. Así lo expresó ayer el conseller
insular de Transports, Santiago Ferrer, que advierte de que esta
forma de trabajo para el sector no está contemplada en ninguna
legislación.
Ferrer considera que las licencias provisionales, tal y como se
han planteado, pueden tener consecuencias negativas y peligrosas.
«El taxi es un servicio público que se tiene que prestar todo el
año» remarcó y explicó que «teniendo en cuenta la temporada fuerte
son cuatro o cinco meses al año, se puede dar el caso de que haya
taxistas que prefieran trabajar seis meses y no doce por cuestiones
de rentabilidad».
En el caso que este sistema de licencias se plantee, «porque por
ahora no es más que una hipótesis», recordó Ferrer, puede pasar que
«una mayoría sólo quiera trabajar en temporada a pleno
rendimiento». El conseller remarcó que la institución insular no ha
recibido ninguna petición por parte de los ayuntamientos de las
Pitiüses para solicitar que estas licencias se contemplen en la
nueva Ley de Transports balear que está elaboración.
Con respecto a la implantación de taxímetros, Santiago Ferrer
indicó que el Ayuntamiento de Eivissa «podría poner en marcha este
sistema mañana si quisiera», pero matizó «que tiene poco sentido
tenerlo en un solo municipio y no tenerlo en el resto». Mientras no
exista un área de prestación conjunta «no se puede establecer un
taxímetro que regule la isla», explicó. En septiembre se volverá a
hablar de este tema, que Ferrer espera poder solucionar en
invierno. Una vez que se apruebe la Ley quedará derogado el acuerdo
anterior de servicios compartidos que dará paso al área de
prestación conjunta.
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