Los trabajos de dragado de los fondos donde se asentará el futuro dique de Botafoc han finalizado. En el lecho del puerto de Eivissa ha quedado un hueco de 189.000 m3, cantidad total dragada sobre la que se vertirá una capa de escollera y, sobre ella, se colocarán los cajones de base para el muelle.

A pesar de que se había descartado la presencia de restos arqueólogicos en la zona, se han recuperado varios vestigios durante los trabajos, entre ellos restos de cerámica y una jarra del siglo IV A.C. Todas las piezas encontradas están siendo analizadas y catalogadas para su posterior envío al Consell Insular, cuyo servicio de patrimonio ha estado «permanentemente informado sobre los restos recuperados», según la Autoritat Portuària.

Este organismo aseguró ayer que el ritmo de trabajo de la draga ha permitido concluir las tareas en tres semanas, antes de la fecha inicialmente prevista. Los fondos succionados han sido vertidos en un punto situado a 12 millas de la costa a una profundidad de 240 metros, un proceso que ha estado supervisado por el capitán marítimo de Eivissa, Jesús Valera, por una consultiva especializada en estudios y controles medio ambientales y por un equipo técnico de arqueólogos, integrado por la Autoritat Portuària y los servicios de Patrimonio del Consell.