Lleva dos años en la oposición municipal y ya se ha ganado el
dudoso mérito de ser especialista en sacar de quicio a todos los
concejales del equipo de gobierno. Sergio de la Torre, concejal del
Partido Popular, es garantía de trifulca en los plenos y es que sus
mociones, propuestas, preguntas o incluso ruegos, consiguen
encender a los progresistas que, en los últimos tiempos, tampoco
están dando ejemplo de buenas maneras al dirigirse al edil popular.
En este tiempo ha demostrado que es capaz de realizar un trabajo
ingente, como cuando convoca ruedas de prensa para denunciar, con
fotos incluidas, un centenar de desperfectos del municipio, pero
también ha mostrado una verborrea y una manera de actuar con la que
tiene muy difícil conseguir que prospere alguna de sus propuestas.
El pleno de ayer fue casi un número circense en el que De la
Torre tuvo intercambios de poco nivel político con prácticamente
todos los miembros del equipo de gobierno. Todo empezó con su
moción reclamando 37 actuaciones concretas en la avenida Vuit
d'Agost. A De la Torre no le gustó que el concejal de Obras, Antoni
Roldán, la rechazara con pocas palabras y acabara citando el
refranero: «Ajos secos nunca cuecen», citó el progresista, primero
en catalán y después en castellano porque prácticamente nadie le
entendió en el primer intento. El concejal popular se sintió
ofendido. Pidió respeto a su persona y a la moción, tras lo cual
Roldán le dijo que en ningún momento había sido su objetivo
faltarle al respeto. Se votó la propuesta y, tras ser rechazada,
todo parecía indicar que las aguas iban a retornar a su cauce. Nada
más lejos de la realidad.
De la Torre volvió a la carga en el turno de ruegos y preguntas.
Retomó el contenido de su moción y se dirigió a casi cada uno de
los concejales insistiendo en los mismos términos de la propuesta
que acababa de ser votada. Fue entonces cuando la concejala Sandra
Mayans aprovechó para 'informarle' de que visitaba el barrio del
que es concejala prácticamente a diario y no sólo por las noches en
busca de discotecas, como hace poco había insinuado públicamente De
la Torre.
El siguiente rifirrafe lo tuvo con Pedro Campillo, al que acabó
llamando mentiroso, escena que provocó la definitiva intervención
del alcalde, Xico Tarrés. «Señor de la Torre, tiene usted la
facilidad de calentar a la gente. Utiliza palabras que hieren y
ofende a la gente», le dijo en tono un tanto paternalista el primer
edil, con la esperanza de relajar el ambiente. Pero no. «Agradezco
el sermón cariñoso, pero déselo a su concejal», le respondió de
vuelta De la Torre, que se llevó una nueva advertencia del alcalde:
«Quien siembra tormentas recoge tempestades», comentó Tarrés
modificando (no sabemos si voluntariamente) el refranero.
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