Los inmigrantes sin regularizar llegan a pagar hasta 50.000 pesetas
al mes por dormir en un colchón en el suelo, ni siquiera tienen
derecho a una cama. «Cada uno paga, como mínimo, 20.000 pesetas al
mes. Viven hacinados y sin intimidad ninguna», denuncia Carmen
Duarte, del Centro de Información a Trabajadores Extranjeros, de CC
OO. Duarte sostiene que ha comprobado la situación en la que viven
las personas sin papeles: «Hay hasta 15 personas en una casa, como
no hay vivienda la gente aguanta lo que sea». Los ecuatorianos son
los que más sufren estas condiciones.
En el sindicato USO también se ha constatado las dificultades
para encontrar una vivienda, pero no por la situación del inmueble
sino por otros motivos, como la discriminación: «Vienen magrebís y
personas de Sierra Leona, pero nadie les alquila la casa», afirma
Isabel Navas. En USO también se han producido quejas de menores de
30 años que «no disponen de suficiente dinero, con su salario, para
comprarse una casa», añade.
A Cáritas también recurren muchas personas que se encuentran en
esta situación, con un trabajo y sin poder pagar un alquiler. «Es
uno de los principales problemas que tenemos, porque hay trabajo»,
subraya una trabajadora social. La llegada del verano suaviza la
situación porque el mal tiempo no se ceba con ellos. «Una tienda de
campaña es buena en verano, pero esa no es la solución», señalan
desde Cáritas.
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