Los anglosajones eligen Eivissa para morir. Esta es una de las impresiones recogidas por el médico adjunto del centro de salud de Es Viver y de Urgencias de Can Misses, José Ignacio Ricarte, durante la elaboración del trabajo «Principio de autonomía en el paciente anciano», sobre los derechos de enfermos en fase terminal. «En Eivissa me he encontrado con pacientes, sobre todo ingleses, a los que se les comunicaba que tenían una enfermedad terminal y tomaban la decisión de venir a descansar y a buscar la paz de la isla».

En los dos últimos años, Ricarte ha finalizado un estudio, que comenzó en Huesca, a través de una serie de encuestas a 86 personas. El informe, que se presentará este fin de semana en unas Jornadas de Humanización de Salud en Madrid sobre el paciente anciano, se centra en el derecho que tiene el enfermo, en estado terminal, a elegir si quiere ser informado. Para evaluar el grado de libre elección, Ricarte ha comprobado, a través de las encuestas, si el paciente tenía conocimiento de lo que está ocurriendo.

Al 29% de los mayores se le daba una comunicación completa sobre su enfermedad y al 15% se le hacía intuir una gravedad. Al 34% se le dejaba con dudas sobre su salud y a un 20'68% se le engañaba sobre su verdadera situación. Respecto a la información a los jóvenes, a éstos sí que se les comunica la verdad. En concreto, al 71'42% de pacientes sí que se les informó sobre su estado. «Al joven se le trata como un adulto, pero a la persona mayor no», apunta. «El médico se ha de acercar al paciente y descubrir qué es lo que quiere. Al enfermar no se pierde el conocimiento de lo que está ocurriendo», apostilla.