El diputado Pere Palau anunció ayer que el grupo popular presentará
próximamente en la Cámara balear una moción de urgencia para que la
Conselleria d'Obres Públiques inicie de inmediato el asfaltado y
acondicionamiento de las carreteras PM-810 y C-733, que unen Santa
Eulària con Eivissa. Esta petición ya la realizó en marzo el pleno
de la Corporación de Santa Eulària, ocasión en la que el alcalde
solicitó que al menos se hiciera un parcheado. A aquel ruego del
pleno (que apoyó el Pacte), Obres Públiques respondió que
acondicionaría la carretera después del verano.
El proyecto de renovación de ese pavimento reposa en un cajón
del Departamento de Carreteras del Govern balear desde hace 18
meses. En enero de 2000 ya estaba listo e, incluso, se sabía cuánto
costaría: 345.237.525 pesetas, que pasado tanto tiempo quizás no
sean ya suficientes para los contratistas.
En ese documento se incluye un alarmante diagnóstico de la
situación de la carretera: se reconoce la presencia de «abundantes
blandones, la rotura progresiva de la estructura y la existencia de
deformaciones», todo ello debido a la «antigüedad y numeroso
tráfico». Hace 18 meses, Obres Públiques admitía que era
«imprescindible» actuar de inmediato para «evitar la total
degradación» del asfalto. En la memoria se llega a afirmar que es
conveniente esa actuación para que se pueda conducir en «adecuadas
condiciones de viabilidad y seguridad».
De llegarse a asfaltar, la ejecución durará cuatro semanas.
Además del asfalto se aplicará una capa especial de cuatro
centímetros que evitará su rápido deterioro así como «la formación
de charcos que crean el efecto aquaplaning».
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