J. M. R. La naturaleza poco ha hecho en Buscastell desde que hace un año el fuego convertía la zona en un cenicero de 40 hectáreas. El día 3 de mayo ardían los primeros pinos y sabinas del incendio forestal más importante -en cuanto a superficie- del 2000. No se quemaba una extensión similar en la isla desde cinco años atrás, cuando Cas Mut -los montes cercanos a Vila- se convirtió en una enorme antorcha.

La recuperación de Buscastell «está siendo muy lenta», explica Jaume Estarellas. El técnico de Biodiversidad de la Conselleria de Medi Ambient del Consell Insular culpa de esa lentitud a la meteorología: simplemente, «ha llovido poco». La misma falta de agua que ha echado a perder la cosecha de forraje de las Pitiüses y que está secando los acuíferos, tampoco ha facilitado la regeneración de Buscastell. No obstante, que no haya llovido tiene su lado positivo: «También es una ventaja -señala Estarellas-, pues es importante que en esa zona no caigan lluvias torrenciales, que es lo que ahora más daño podría hacer».

Tan lenta es la recuperación que el paisaje respecto a hace un año apenas ha variado. Para que el bosque vuelva a estar cubierto de sabinas y pinos habrá que esperar 15 ó 20 años, si bien tendrá un «estado mínimamente aceptable» dentro de una década.

Al contrario que en Aubarca, el Consell decidió no intervenir en Buscastell debido a que la pérdida había sido sólo paisajística; allí no había nada «singular». La Administración dejó el porvenir de Buscastell en manos de la naturaleza, y a la espera de que el Plan Comarcal Contra Incendios Forestales, en fase de redacción, «incluya un diagnóstico de la isla de Eivissa en el que se propongan medidas de recuperación», explica el técnico de Biodiversidad. En realidad, salvo el caso de Aubarca nunca se ha intervenido para recuperar un bosque pitiuso: «En algunos casos -indica Estarellas- sí hubiera hecho falta, como en Cas Mut, donde hubiera venido bien porque la pendiente es muy fuerte. Allí se han producido graves problemas erosivos, que han dejado algunas zonas sin tierra. Eso hace que la recuperación sea muy lenta».