El concejal de Gobernación del Ayuntamiento de Eivissa, Pedro Campillo, explicó que la Policía Local ha detectado que los propietarios de varios bares de la ciudad están intentando burlar los controles de ruido mediante distintos métodos de alteración de los sonómetros. Campillo señaló que si primero fue necesario concienciar a los propietarios de los locales para que instalaran estos aparatos, «ahora habrá que conseguir erradicar estas prácticas». Los trucos pasan por 'puentear' el sonómetro o, simplemente, colocarlo y no conectarlo para que no detecte que el nivel de ruido es superior al permitido.

El primer teniente de alcalde explicó que en los últimos tiempos los locales más conflictivos han sido los ubicados en el barrio de sa Penya, detrás de sa Peixateria, que durante la Semana Santa «han dado muchos problemas a los vecinos porque tenían la música muy alta». De cara al incremento de visitantes, el Consistorio cuenta con la entrada en servicio de once agentes de paisano, que están pendientes de ser autorizados por la Delegación del Gobierno.

Campillo también explicó que los ticketeros van a quedar definitivamente prohibidos en el puerto de Eivissa y que el objetivo es llegar a un acuerdo con las discotecas para no saturar las calles colindantes. «Habrá que acordar un radio de protección y lo que tenemos claro es que el que no cumpla la ordenanza va a ser tratado con la máxima rigurosidad posible, porque lo que no es posible es que se agobie al turista continuamente, que no pueda dar ni un paso sin que le aborden como pasa en los países del Tercer Mundo», alegó Campillo.