EVA ESTÉVEZ El Primer Diumenge de Maig volvió a concentrar a miles de personas en Santa Eulària a lo largo del día de ayer. La agenda del día grande de las fiestas de primavera estuvo protagonizada, un año más, por el tradicional desfile de carros engalanados, que este año cumplía su 23 edición. En esta ocasión, participaron más de cuarenta carros con sus respectivos caballos procedentes de casas de campo de toda la isla, así como una veintena de jinetes individuales que se concentraron desde primeras horas de la mañana en las calles adyacentes a la calle Sol, lugar en el que comenzó y concluyó el desfile.

El numeroso público que se agolpó a lo largo de las calles más céntricas de la localidad pudo contemplar la vistosidad de los carros en sus distintas versiones: los más altos utilizados como vehículo de trabajo antiguamente y los más pequeños para el transporte de personas.

Una de las notas importantes de este desfile la protagonizaron muchos de los propios participantes que se vistieron con los atuendos típicos, respondiendo a la llamada realizada desde el Ayuntamiento para que la gente acudiese vestida con el traje pagès, hecho que sumo vistosidad al acto.

El inicio del desfile comenzó con retraso y de forma fragmentada. La Banda de Tambores, Cornetas y Majorettes de Santa Eulària, la Agrupació de Balls Populars de Cubelles y la Banda de la Cruz Roja abrieron paso a la comitiva de carros con media hora de retraso sobre la hora prevista. La irrupción de numerosos vehículos por la calle Sol y el consecuente atasco producido por los mismos provocó que los carros iniciasen el recorrido con más de una hora de retraso. A pesar de la espera el público aplaudió y disfrutó del desfile de carros más importante de la isla.

Un evento que ha crecido en los últimos años
«Antiguamente tal día como hoy bajaban desde Eivissa hasta Santa Eulària decenas y decenas de personas con sus carros para participar en un gran mercado que se organizaba con motivo de la llegada del mes de mayo. Los vendedores madrugaban para conseguir un buen lugar en el que montar sus puestos y vender sus productos de campo y mercancías de todo tipo. No era un día de fiesta tal y como lo entendemos hoy, sino que era una jornada de trabajo en la que se desarrollaba un mercado de grandes dimensiones». Así es como recordó Miguel Riera, uno de los participantes veteranos del desfile de carros engalanados, el Primer Diumenge de Maig que se celebraba antiguamente. Riera, que participa en el desfile con un carro de paseo desde sus inicios en 1978, se mostró satisfecho con la evolución del mismo.