El proyecto de acondicionamiento del torrente que transcurre paralelo al camino viejo de Jesús y que desemboca en la avenida 8 d'Agost no contempla el cerramiento de la charca situada junto al edificio Brisol y al parque infantil. Un portavoz de la empresa Puig Barreda, encargada de estas obras, confirmó que no se tapará la fosa, en la que se acumulan aguas putrefactas procedentes del mar y de la cercana depuradora. La charca produce un olor nauseabundo que está provocando graves perjuicios económicos a las empresas de la zona, entre ellas una heladería. De hecho, un establecimiento cercano dedicado a actividades lúdicas ha decidido cerrar su terraza para proteger a sus clientes del hedor procedente de esa fosa y de la estación depuradora de aguas residuales de Eivissa.

Representantes de los vecinos se pusieron ayer en contacto con el alcalde de Eivissa, Xico Tarrés, para pedirle que intervenga en este asunto, que los residentes de la avenida 8 d'Agost llevan reclamando desde el año 1986. Según explicó un portavoz del Consistorio, tras conocer esa situación Tarrés mantuvo una charla con el delegado territorial del Instituto Balear de Sanreamiento (Ibasan), Ramon Mayol, al que «exigió» que el Govern balear solucione inmediatamente este grave problema. Curiosamente, tanto los vecinos como Tarrés y el propio Mayol creían que esas obras incluían el cierre de la polémica charca.

Para «adecentar» ese espacio, Puig Barreda ha aplicado una capa de hormigón (solera), medida que tampoco estaba incluida en el proyecto original. No obstante, una parte de la fosa permanece encharcada y, además, en contacto directo con el parque infantil colindante.